«Nada hay más fundamental y elemental en el quehacer médico que su relación inmediata con el enfermo; nada en ese quehacer parece ser más importante», decía Pedro Laín Entralgo. Esta tipo de relación, única y específica, constituye el eje de la actividad sanitaria y la meta permanente de los profesionales sanitarios. No es extraño que pretendan definirla como patrimonio inmaterial de la humanidad.
En la relación médico-paciente se articulan la técnica y la moral, la terapia y la ética. Es una relación en la que se plasma el conocimiento científicotécnico y la disposición proactiva en beneficio del paciente. Es el resultado de equilibrar las percepciones subjetivas, las evidencias científicas, el contexto sociocultural del paciente y el modo de ser o carácter del profesional.
Por eso le vamos a dedicar nuestra atención siguiendo, en este caso, el estudio de E.J. Emanuel y L.L. Emanuel, “Cuatro modelos de la relación médico-paciente”, en A. Couceiro (ed.), Bioética para clínicos, Triacastela, Madrid, 1999, 109-126 (original en lengua inglesa: “Four models of the physician-patient relationship», JAMA 267-16 (1992) 2.221-2.226).
El artículo completo d esta entrada: La relación médico-enfermo.11.04.2013 (véase también El sentido humano de la praxis sanitaria)