La bioética es un campo amplio, complejo y pluralista. Una buena muestra de ello es el desarrollo y la difusión que ha venido alcanzando, desde finales del pasado siglo XX, el planteamiento laico y laicista de la bioética. Lo vamos a estudiar desde sus representantes italianos.
En líneas generales se define como la doctrina que defiende la independencia del hombre o de la sociedad, y más particularmente del Estado, de toda influencia eclesiástica o religiosa (Diccionario de la Real Academia Española).
Con mayor detalle, el laicismo tiene que ver con todo país en cuya Constitución nacional no se le otorgue a ninguna religión o culto un estatus oficial. Esto quiere decir que el Estado no tiene una postura religiosa definida, no fomenta ningún culto ni creencias específicas, y por lo tanto permite la total libertad de culto: cada quien puede creer en lo que mejor le parezca, siempre y cuando no viole ninguna ley, ni haga daño a los demás. Estado laico es opuesto a Estado confesional, pero no quiere decir que sean ateos, sino neutrales en asuntos religiosos.
Sin embargo, conviene tener en cuenta que el laicismo es también una actitud personal, o sea, una disposición proactiva que reconoce, favorece e impulsa el funcionamiento de un Estado laico. Esta actitud influye en el modo de comprender la bioética.
Para mayor información, véase, p.ej., Qué es el laicismo
Respecto a la bioética, puede consultarse J. Sádaba, Principios de bioética laica, Gedisa, 2004
Véase el artículo completo de este blog J. Sádaba, Principios de bioética laica, Gedisa, 2004
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