• Ha llegado usted al paraíso: Asturias (España)

Autores

Autor es un término con el que designamos a una persona que inventa algo o es causa del algo. En el caso de la bioética designa a los autores que han contribuido al desarrollo de esa disciplina.

Erich Fromm: Humanismo médico

Erich Fromm: Humanismo médico 150 150 Tino Quintana

Erich Fromm, conocido psicoanalista, psicólogo social y filósofo humanista, ha dejado escritas valiosas reflexiones sobre el humanismo médico y la ética médica. Sus análisis sobre el carácter del ser humano actual; la distinción entre ética autoritaria y ética humanista; las características de la ética contemporánea; las relaciones entre medicina, ética y amistad médica, aportan consideraciones que conectan con la tradición humanista y van más allá de la época en que fueron publicadas.

Más información en el Instituto Erich Fromm de Tubinga, la Sociedad Internacional Erich Fromm o el Instituto Erich Fromm de Psicoterapia Integradora Humanista.

Ela rtículo completo de esta entrada del blog puede verse en A propósito de E.Fromm

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E. Dussel: Una ética de la vida

E. Dussel: Una ética de la vida 150 150 Tino Quintana

Filosofía de la Liberación es el nombre colectivo de un movimiento filosófico y un método de hacer filosofía que surgió inicialmente en Argentina a finales de los años sesenta, pero que se extendió por toda América Latina a principios de los setenta del siglo XX con raíces extendidas hacia la fenomenología, la hermenéutica, el marxismo y, más en general, al materialismo histórico.

En términos muy generales, la filosofía de la liberación se define a sí misma como un discurso contrafilosófico, no antifilosófico, que desarrolla una crítica del colonialismo, el imperialismo, la globalización, el racismo y el sexismo, que se articula a partir de la experiencia de explotación, miseria, alienación. y la cosificación, en nombre de los proyectos de liberación, autonomía y autenticidad. Positivamente, la filosofía de la liberación afirma la diversidad cultural, la igualdad racial y de género y la soberanía política.

Uno de sus representantes más destacados ha sido Enrique Dussel entre cuya extensa obra sobresale su Ética de la liberación. En la edad de la globalización y de la exclusión, Editorial Trotta, 1998. De ella nos vamos a ocupar en este entrada del blog.

Para más información véase Stanford Encyclopedia of Philosophy

El artículo completo de esta entrada puede verse en E. Dussel. Una ética de la vida

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S. Hawking: «mirar hacia las estrellas»

S. Hawking: «mirar hacia las estrellas» 150 150 Tino Quintana

El periodista británico Piers Morgan ha compartido la cita de Hawking que había en la puerta de su despacho junto a una fotografía suya: “Remember to look at the stars, and not down at your feet. Try to make sense of what you see, and wonder about what makes the universe exist. Be curious!” (Recuerda mirar hacia las estrellas y no a tus pies. Intenta encontrar sentido a lo que ves y pregúntate qué es lo que hace que el universo exista. ¡Sé curioso!). Es una de las frases que han hecho célebre a Stephen William Hawking (Oxford, 8 de enero de 1942-Cambridge, 14 de marzo de 2018), considerado como un excelente físico teórico, astrofísico, cosmólogo y divulgador científico.

Era miembro de la Real Sociedad de Londres, de la Academia Pontificia de las Ciencias y de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos. Fue titular de la Cátedra Lucasiana de Matemáticas (Lucasian Chair of Mathematics) de la Universidad de Cambridge, desde 1979 hasta su jubilación en 2009, una cátedra ocupada en su momento por Isaac Newton.

Entre las numerosas distinciones que le fueron concedidas, recibió doce doctorados honoris causa y fue galardonado con la Orden del Imperio Británico (grado CBE) en 1982, el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia en 1989, la Medalla Copley en 2006, la Medalla de la Libertad en 2009 y el Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento en 2015.

Para comprobar su extenso y cualificado curriculum académico e investigador merece la pena echar al menos un vistazo a su página web principal.

A un hombre de tanto prestigio, y a la vez tan humilde, que consideraba a Dios como “un ser aburrido que no tiene nada que descubrir”, dedicado a jugar a los dados con el universo “donde nadie lo pudiera ver”, le tenía que haber resultado muy curioso saber que la parca del destino le hiciera nacer el mismo día en que se cumplían 300 años de la muerte de Galileo Galilei (8 de enero de 1942); que, precisamente, el día 14 del tercer mes del año se celebrase el día del número infinito Pi (3,14), conocido también como de Euler o constante de Napier; que haya fallecido a la misma edad que lo hizo Albert Einstein e, incluso, eso haya coincidido con el nacimiento del famoso físico alemán, hace 139 años, el 14 de marzo de 1879. Ciertamente curioso.

1. MIRAR, VIVIR Y PENSAR

Dedicó su vida a explicar el universo desde una silla de ruedas, ese mismo universo que, como él decía “no sería gran cosa si no fuera hogar de la gente a la que amas”. Entregó su tiempo a acercar las estrellas a millones de personas alrededor del mundo. Quizá por todo eso deberíamos acostumbrarnos a realizar el hermoso ejercicio de “mirar hacia las estrellas” (“…look up the stars…”), porque enseña a mirar con calma, amplitud y profundidad lo que hay a nuestro alrededor. Sí. Una preciosa actividad que haría el mundo más amable, más habitable, más humano, en lugar de mirar hacia los pies (“and not down at your feet”), que podría ser cuestión de timidez, pero obedece casi seguro a la actitud, frecuente, de no mirar de frente a las personas, no mirar sus ojos. Estas miradas suscitan complicidad, cercanía, amistad y solidaridad con los que están próximos y, también, con los que vienen de lejos y no pertenecen al círculo de nuestras relaciones habituales. ¡Cuántos ojos hay que ven pero que no saben mirar! ¡Cuántas veces ponemos los ojos en las estrellas…sin mirarlas! ¡Cuántas miradas hacemos hacia abajo, sin ningún objeto, perdiendo así la amplitud y la profundidad del universo! ¡Cuántas veces vemos los ojos de las personas…sin mirarlas!

Como ha dicho Pablo Guimón, en El País, su apabullante intelecto, su intuición, su fuerza y su sentido del humor, combinados con una destructiva enfermedad, convirtieron a Hawking en símbolo de las infinitas posibilidades de la mente humana, y de su insaciable curiosidad (“¡Be curious!”) «Mi objetivo es simple (decía Hawking). Es un completo conocimiento del universo, por qué es, cómo es y por qué existe». Para el Profesor Hawkin”, como solían llamarle en la Universidad de Cambridge y en el mundo de la ciencia, «Ha sido un momento glorioso estar vivo e investigar sobre física teórica. Nuestra imagen del Universo ha cambiado mucho en los últimos 50 años, y estoy feliz de haber hecho una pequeña contribución».

Sin embargo, recogiendo en este caso la acertada visión de Josep Corbella, en La Vanguardia, S. Hawking no alcanzó celebridad sólo por sus importantes contribuciones a la comprensión del Universo, ni por el enorme éxito de sus obras de divulgación sobre la cosmología. Ha sido debido, sobre todo, al modo en que decidió vivir su vida. La vivió al máximo pese a tener una enfermedad neurológica degenerativa que le hurtó primero la capacidad de caminar y después la de hablar, pero nunca la de pensar, de maravillarse ante la grandeza del Universo y de indignarse por las injusticias en la Tierra.

En un mundo lleno de tantas contradicciones y adversidades, Hawking ha sido un referente, un ejemplo de superación que transmite un mensaje de esperanza: “Aunque había una nube sobre mi futuro, encontré, para mi sorpresa, que disfrutaba más de la vida en el presente de lo que la había disfrutado nunca», llegando en ocasiones a vivir experiencias que dieron sentido a su vida, como cuando se casó por primera vez: «El compromiso me salvó la vida. Me dio una razón para vivir». Pero nunca presentó su enfermedad como una limitación sino como una circunstancia a la que se había ido adaptando, porque “la inteligencia es la habilidad de adaptarse a los cambios”.

Para las personas discapacitadas, “Hawking ha sido un referente espectacular, la demostración de que con esfuerzo se puede llegar lejos», relata Enrique Pérez Montero, investigador del Instituto de Astrofísica de Andalucía con una dolencia progresiva que le ha privado prácticamente de la visión. Es probable, por tanto, que haya sido más que un científico. Ha sido un icono para saber mirar, vivir y pensar.

Por su parte, Antonio Madrilejos y Begoña Arce, en El Periódico, han recogido un significativo testimonio de uno de sus colaboradores en Cambridge, durante los años 90 del siglo pasado, el profesor Jaume Garriga, catedrático de la Universitat de Barcelona. Hawking era una persona «con un ritmo increíble», afirma J. Garriga, pese a que entonces ya iba en silla de ruedas y tenía dificultades para comunicarse. Lo vio por última vez hace tres años. «Si había bajado su actividad era por su vida social, porque no paraba de dar conferencias», añade Garriga. «Fue un hombre activo hasta el final». Según el profesor catalán, Hawking era, además de un físico fuera de lo común, «una persona animosa y con un gran sentido de la ironía».

Sus creencias religiosas variaron a lo largo de su vida, pero en 2014, en una entrevista a El Mundo, declaró con firmeza: «No hay ningún Dios. Soy ateo. La religión cree en los milagros, pero estos no son compatibles con la ciencia». Así todo, se mantuvo siempre fiel a su compromiso como miembro de la Pontificia Academia de las Ciencias.

2. RECUERDOS Y PENSAMIENTOS QUE SEGUIRÁN VIVOS

Personalidades y entidades muy diferentes han dejado testimonios elocuentes de su trayectoria intelectual y humana, como han sido los de Katy Perry, Neil de Grasse Tyson, Brent Spiner, la NASA, la Sociedad Planetaria y varios organismos del Vaticano, por ejemplo.

La cantante Katy Perry se ha despedido así: «Hay un gran agujero negro en mi corazón, justo horas antes de que empiece el Día de Pi (festividad que homenajea al número matemático 3,1416). Descanse en paz, Stephen Hawking. Te veré en la próxima».

El famoso astrofísico y divulgador Neil deGrasse Tyson ha manifestado: Su fallecimiento ha dejado un vacío intelectual. Pero no del que no tiene nada. Pensad en una especie de vacío de energía que penetra en el tejido del espacio-tiempo y que resulta imposible de medir.

La NASA: “Recordamos a Stephen Hawking, reconocido físico y embajador de la ciencia. Sus teorías abrieron un universo de posibilidades que seguimos explorando. Sigue volando como un superhombre en microgravedad, como les dijiste a los astronautas en la Estación Espacial Internacional en 2014”.

La Sociedad Planetaria (Planetary Society-USA): “Adiós, doctor Hawking. Gracias por compartir tu maravillosa mente con esta pequeña mota azul.”

El actor Brent Spiner, que interpretó al androide Data en la serie Star Trek: la nueva generación, también ha tenido unas palabras para Hawking, con el que compartió una escena en un episodio: “Adiós, Stephen Hawking. Un gran hombre. Me siento honrado de haber podido pasar tiempo con él.”

La Pontificia Academia de las Ciencias expresó en un mensaje de su cuenta en Twitter su «profunda tristeza» por la desaparición de su «excepcional miembro» que «fue tan fiel a la academia».

El Observatorio Vaticano astronómico, conocido como Specola Vaticana, también se unió a los mensajes de pésame y apreció «la enorme contribución científica que ha dado a la cosmología cuántica» y elogió «el valor que tuvo para afrontar su enfermedad». El primer pontífice que Hawking encontró fue Pablo VI en 1975, cuando el científico tenía 33 años, durante un encuentro de la Pontifica Academia de Ciencias. Famosa es la imagen del Pablo VI que se arrodilla ante el astrofísico y su silla de ruedas para entregarle la medalla Pio XI por sus estudios de los agujeros negros.

También conoció a Juan Pablo II y a Benedicto XVI, y la última vez que estuvo en Vaticano fue en noviembre de 2016 cuando encontró a Francisco.

Hablar de Stephen Hawking es hablar de teorías. Hablar de teorías científicas, pero también hablar de teorías sobre la vida. El astrofísico británico fue autor de trabajos científicos especializados y divulgativos. Fue protagonista de una vida llena de hermosos sentimientos humanos, cuyo relato puede verse en la película “La teoría del todo”, estrenada el 16 de enero de 2015 en los cines españoles. Y suyas son también algunas célebres citas en las que refleja su particular visión de las cosas de la vida y del mundo:

.- “No le tengo miedo a la muerte, pero yo no tengo prisa en morir. Tengo tantas cosas que quiero hacer antes”.

.- “Si los extraterrestres nos visitaran, ocurriría lo mismo que cuando Cristóbal Colón desembarcó en América y nada salió bien para los nativos americanos».

.- “Me he dado cuenta que incluso las personas que dicen que todo está predestinado y que no podemos hacer nada para cambiar nuestro destino, siguen mirando a ambos lados antes de cruzar la calle”.

.- “La inteligencia es la habilidad de adaptarse a los cambios”.

.- “Los que presumen de coeficiente intelectual son unos perdedores”.

.- “Una de las reglas básicas del universo es que nada es perfecto. La perfección simplemente no existe. Sin la imperfección ni tú ni yo existiríamos”.

“Los robots podrían llegar a tomar el control y se podrían rediseñar a sí mismos”.

.- “La gente no tendrá tiempo para ti si siempre estás enfadado y quejándote”.

.- “La humanidad tiene un margen de mil años antes de autodestruirse a manos de sus avances científicos y tecnológicos”.

.- “Para sobrevivir como especie, a la larga debemos viajar hacia las estrellas, y hoy nos comprometemos con el próximo gran avance del hombre en el cosmos”.

.- “La próxima vez que hablen con alguien que niegue la existencia del cambio climático, díganle que haga un viaje a Venus. Yo me haré cargo de los gastos”.

.- “Einstein se equivocaba cuando decía que ‘Dios no juega a los dados con el universo’. Considerando las hipótesis de los agujeros negros, Dios no solo juega a los dados con el universo: a veces los arroja donde no podemos verlos”.

.- “La vida sería trágica si no fuera graciosa”.

.- “El peor enemigo del conocimiento no es la ignorancia, es la ilusión del conocimiento”.

.- “La raza humana necesita un desafío intelectual. Debe ser aburrido ser Dios y no tener nada que descubrir”.

.- “Dado que existe una ley como la de la gravedad, el Universo pudo y se creó de la nada. La creación espontánea es la razón de que haya algo en lugar de nada, es la razón por la que existe el Universo, de que existamos. No es necesario invocar a Dios como el que encendió la mecha y creó el Universo”.

.- “Solo somos una raza de primates en un planeta pequeño de una estrella mediocre, pero podemos entender el universo. Eso nos convierte en algo especial”.

.- “Nada puede existir para siempre”.

3. PREMIO PRÍNCIPE DE ASTURIAS DE LA CONCORDIA 1989

El Jurado correspondiente acordó conceder este galardón a Stephen Hawking por dos motivos principales: 1º) por su trascendental labor investigadora sobre los fundamentos del tiempo y del espacio, acercando al conocimiento de los hombres las últimas aportaciones científicas sobre el origen y destino del universo, y 2º) por el ejemplo de su respuesta a las dificultades que la adversidad puede oponer a la condición humana, contribuyendo así a la lucha en favor del progreso y contra la ignorancia.

Su discurso público, tras la entrega del Premio, fue el siguiente:

«Me gustaría decir algunas palabras sobre la consciencia y actitudes públicas ante la ciencia y la tecnología. Nos guste o no, el mundo en que vivimos ha cambiado mucho en el último siglo, y probablemente cambiará aún más en los próximos cien años.

»A algunos les gustaría detener estos cambios y volver a lo que ellos consideran una época más pura y más simple. Pero la historia enseña que el pasado no fue tan maravilloso. No fue tan malo, es cierto, para una pequeña minoría privilegiada, aunque también ellos carecieron de los beneficios de la medicina moderna y hasta los partos constituían un alto riesgo para las mujeres. Para la mayoría de la población la vida era sórdida, brutal y corta.

»En cualquier caso, aunque uno lo quisiese no podría retrasar el reloj del tiempo hacia una época anterior. El conocimiento y las técnicas no pueden ser relegados al olvido ni se pueden impedir más adelantos en el futuro. Incluso si todo el presupuesto gubernamental para la investigación se suprimiese, la fuerza de la competencia entre las empresas traería avances tecnológicos. Tampoco nadie podría impedir que las mentes inquisitivas pensaran sobre las ciencias básicas, aunque no se les pagase por hacerlo. El único camino para evitar nuevos avances sería un estado mundial totalitario, que suprimiese cualquier innovación. Pero la iniciativa y el ingenio humanos son tales que no tendrían éxito. Todo lo que lograría sería disminuir el ritmo del cambio.

»Si admitimos que no es posible impedir que la ciencia y la tecnología cambien el mundo, podemos al menos intentar que esos cambios se realicen en la dirección correcta. En una sociedad democrática, esto significa que los ciudadanos necesitan tener unos conocimientos básicos de las cuestiones científicas, de modo que puedan tomar decisiones informadas y no depender únicamente de los expertos. Hoy en día, la sociedad tiene una actitud ambivalente con respecto a la ciencia. Se da por un hecho el continuo aumento del nivel de vida, fruto de los nuevos avances de la ciencia y la tecnología. Pero también se desconfía de la ciencia porque no se entiende. Esta desconfianza se refleja en la caricatura del científico loco, trabajando en su laboratorio para producir un Frankenstein. Y es también un elemento importante del apoyo que tienen los partidos verdes. Pero, por otra parte, la gente tiene un gran interés por los asuntos científicos, particularmente la astronomía, como lo demuestra la enorme audiencia que tienen las series de televisión sobre el cosmos, o de ciencia ficción.

»¿Qué se puede hacer para aprovechar ese interés y dar a los ciudadanos la educación científica que necesitan para tomar decisiones informadas en temas como la «lluvia ácida», el «efecto invernadero», las armas nucleares o la ingeniería genética? Claramente, la base debe estar en lo que se enseña en los colegios. Pero la ciencia, en la enseñanza escolar, es presentada a menudo de un modo árido y sin interés. Los niños la aprenden de memoria para aprobar los exámenes, pero no ven su importancia en el mundo que les rodea. Además, la ciencia se enseña a menudo en forma de ecuaciones. Y aunque las ecuaciones son una forma concisa y exacta de escribir ideas matemáticas, al mismo tiempo atemorizan a la mayor parte de la gente. Cuando escribí recientemente un libro de divulgación científica, fui advertido que cada ecuación que incluyese rebajaría las ventas a la mitad. Incluí una sola, la más famosa de Einstein, E=mc2. Quizás habría vendido el doble sin ella.

»Científicos e ingenieros tienden a expresar sus ideas en forma de ecuaciones, porque necesitan conocer los valores exactos de las cantidades. Pero para otras personas una comprensión sustancial de los conceptos científicos es suficiente. Y esto puede expresarse mediante palabras y diagramas, sin el uso de ecuaciones.

»La ciencia que la gente aprende en los colegios puede proporcionarnos un marco básico. Pero el ritmo del progreso científico es ahora tan rápido, que siempre hay nuevos avances que han surgido después de que uno ha dejado la escuela o la universidad. Yo nunca aprendí nada sobre biología molecular o transistores en el colegio, y sin embargo la ingeniería genética y las computadoras son dos de los avances que probablemente cambiarán más nuestra forma de vivir en el futuro. Libros populares y artículos de las revistas sobre ciencia pueden ayudar a conocer nuevos avances. Pero incluso el más exitoso libro de divulgación es leído sólo por una pequeña parte de la población. Únicamente la televisión puede conseguir una audiencia masiva. Hay muy buenos programas científicos en la televisión, pero algunos sólo presentan las maravillas científicas como algo mágico, sin explicarlas o sin mostrar cómo encajan en el marco de la ciencia. Los productores de programas científicos para la televisión deberían comprender que tienen la responsabilidad de educar al público, y no solamente de entretenerlo«.

»¿Cuáles son los temas científicos sobre los cuales la gente deberá tomar decisiones en el futuro? Sin duda, el más urgente es el de las armas nucleares. Otros problemas globales, como el suministro de alimentos o el «efecto invernadero», tienen un desarrollo relativamente lento. En cambio, una guerra nuclear podría significar en pocos días el fin de toda la vida humana sobre la tierra. La distensión entre el Este y el Oeste, iniciada por Mr. Gorbachov y la Perestroika, ha significado que el peligro de una guerra nuclear se ha desvanecido en la conciencia de los ciudadanos. Pero el peligro sigue ahí mientras existan armas suficientes para destruir varias veces nuestro mundo. Las armas soviéticas y americanas continúan programadas para atacar las principales ciudades del hemisferio norte. Bastaría un error de ordenador o una rebelión de las personas encargadas de los misiles, para iniciar una guerra global. Es muy importante que la sociedad comprenda el peligro, y presione a todos los gobiernos para conseguir acuerdos de reducción de armamento. Probablemente no sería práctico suprimir por completo las armas nucleares, pero sí podemos disminuir el peligro al reducir su número.

»Si logramos evitar una guerra nuclear, todavía quedan otros peligros que podrían destruirnos. Hay un chiste de humor negro que dice que el motivo de que no hayamos sido contactados por una civilización ajena a la nuestra, es porque las civilizaciones tienden a destruirse a sí mismas cuando alcanzan nuestro nivel. No obstante, yo tengo suficiente fe en los hombres para creer que esto no será así…».

4. EL LENGUAJE Y LA PALABRA: LO DISTINTIVO HUMANO

En 1994, Pink Floid incluyó su voz en la canción “Keep Yalking” con las siguientes palabras:

“For millions of years mankind lived just like the animals.
Then something happened which unleashed the power of our imagination.
We learned to talk”.

“Durante millones de años, la humanidad vivió como los animales.
Entonces sucedió algo que desató el poder de nuestra imaginación.
Aprendimos a hablar.”

D. Callahan: el decano de la bioética

D. Callahan: el decano de la bioética 150 150 Tino Quintana

Daniel Callahan (1930-2019) fue uno de los pioneros en la bioética y de sus estudiosos más sobresalientes. Cofundó el Hastings Center con Willard Gaylin en 1969, donde ejerció como director de 1969 a 1983 y como presidente de 1984 a 1996. El profesor Callahan obtuvo la licenciatura en filosofía por la Universidad de Yale y el doctorado por la Universidad de Harvard. Es investigador principal en el Instituto de Política y Estudios de Política en la Universidad de Yale y ha sido profesor en la Escuela de Medicina de Harvard.

Es miembro electo de la Academia Nacional de Medicina y de la Academia Nacional de Ciencias Sociales, y ha formado parte del Comité Asesor de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, y del Consejo Asesor del Departamento de Salud y Servicios Humanos de la Oficina de la Integridad de la Investigación (The Office of Research Integrity). Fue galardonado con el Premio Libertad y Responsabilidad Científica de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia en 1996 y con la Medalla del Centenario de 2008 de la Harvard Graduate School of Arts and Sciences.

1. LA OBRA DEL “DECANO DE LA BIOÉTICA”

A fecha de hoy, Daniel Callahan es autor o editor de 47 libros y 450 artículos, aunque quizá lo más importante sea la sabia experiencia acumulada por este “decano de la bioética”, como acertadamente lo ha llamado Tom Beauchamp.

Seis de sus libros han ganado premios o citas especiales, entre ellos Setting Limits: Medical Goals in an Aging Society, Georgetown University Press, 1987 y 1995 (traducio al español en 2004, como luego veremos). Algunos de sus libros más recientes son: The Five Horsemen of The Modern World: Climate, Food, Water, Chronic Illness, and Obesity (Columbia University Press, 2016); In Search of the Good: A Life in Bioethics (MIT Press, 2012); The Roots of Bioethics: Health, Progress, Technology, Death (Oxford University Press, 2012); and Taming the Beloved Beast: How Medical Technology Costs are Destroying Our Health Care System (Princeton University Press, 2009). También ha contribuido con numerosos artículos en The New York Times, The New England Journal of Medicine, the Journal of The American Medical Association, The New Republic, Deadalus, and The Atlantic.

Disponemos de varios artículos suyos traducidos al español, donde podemos encontrar varias perspectivas de la bioética ya desde sus inicios:

.- Tendencias actuales de la ética biomédica en los estados unidos de América. Bol Of Sanit Panam. 1990; 5-6: 550-555.
.- Bioética médica como disciplina. Selecciones de Bioética 2002; 1: 58-68 (Bioethics as a Discipline. The Hastings Center Studies. 1973; 1 (1): 66-73).
.- Universalismo & Particularismo. Luchando por el Empate. Bioética Ciencias de la Salud. 2000; 6 (2): 1-13 (Hasting Center Report, 2000; 30 (1): 37-44).
.- Dolor y sufrimiento en el mundo: realidad y perspectivas. Monografías Humanitas. 2004; 2: 5-16.
.- Bioética: pasado y futuro, en G. Solinís (dir.), Bioetica global UNESCO, UNESCO, 2015, 19-23.

Disponemos también de dos entrevistas y dos recensiones:
.- Asociación Española de Bioética, Servicio Informativo, Asociación Española de Bioética y Ética Médica. Noviembre de 2007.
.- J.J. Fins y D. Gracia, Entrevista a Daniel Callahan (Revista EIDON. 2015; 43).
.- F. Lolas. Poner límites. Los fines de la medicina en una sociedad que envejece (Acta Bioethica. 2005; 01) .
.- L. Feito. The roots of Bioethics. Health, progress, technology, death. Daniel Callahan. Oxford University Press. Nueva York. 2012. Callahan, Daniel (2012). In search of the good: A life in bioethics. Cambridge, MA: Mit Press. (2013).

Sin embargo, la obra más difundida, profunda y polémica ha sido Setting Limits. Medical Goals in an Aging Society. Georgetown University Press. 1987 y 1995, traducida al español en la editorial Triacastela, Madrid, con el título Poner límites. Los fines de la medicina en una sociedad que envejece.

2. EL SENTIDO DE LA ANCIANIDAD: TECNOLOGÍA Y MEDICINA

El tiempo se ha encargado de reposar la citada obra, convirtiéndola en un referente del debate sobre los fines de la medicina en nuestra época. Como dice J. García Vargas, en “El sentido de la vejez, la tecnología y los fines de la medicina” (Ars Médica. Revista de Humanidades. 2005; 4: 159-163), esta obra de Callahan tiene su origen en el desequilibrio existente en EE.UU entre la asistencia médica a niños y ancianos. Su tesis central es que deben repensarse dos ideas muy arraigadas. La primera es que el progreso de la tecnología médica puede alargar la duración y mejorar la calidad de la edad avanzada indefinidamente. La segunda es que, en los sistemas públicos, no deben contar solo las necesidades individuales sin compromiso de edad, sino priorizar el reparto intergeneracional de los recursos y establecerse claros límites a la atención de ancianos.

Tanto la asistencia como la investigación han de dirigirse preferentemente a evitar muertes prematuras y, en el caso de los ancianos, aumentar su calidad de vida, no a alargarla a toda costa.

2.1. El sentido de la ancianidad

Callahan presenta dos conceptos básicos para sostener sus propuestas:

1ª) El de «duración natural de la vida», que más adelante ha sustituido por el de “duración de vida plena”, dado que la vida natural varía mucho teniendo en cuenta la esperanza de vida de cada población. Puede definirse, entonces, como aquélla en que las propias posibilidades vitales han sido realizadas por completo, aunque no en sentido absoluto, y después de la cual la muerte puede ser considerada como un suceso triste, pero, sin embargo, relativamente aceptable.

Para Callahan, la sociedad actual, cada vez más opulenta e individualista, ha perdido la visión del ciclo completo de la existencia y ha privado a la ancianidad de buena parte de su significado. Si se concentra el sentido de la existencia en sus aspectos productivos, la ancianidad queda fuera y carente de sentido. Sin embargo, los mayores pueden tener proyectos, limitados, pero relevantes. El arte de aprovechar al máximo el presente, las actividades en favor de otros, la ayuda a los jóvenes aportando la perspectiva de edad que éstos no pueden tener, la preservación de la memoria, el ejemplo de la dignidad ante la decadencia física, son proyectos que se oponen a la pasividad o al individualismo egoísta. Son posibilidades que pueden realizarse de hecho, aunque nunca se agotan y, además, suelen estar rodeadas de excepciones, pero componen un ciclo vital completo.

2ª) La «muerte tolerable» es el acaecimiento individual de la muerte en el estadio de la vida en que: 1º) las propias posibilidades se han realizado por completo; 2º) las obligaciones morales con quienes uno ha tenido responsabilidades se han cumplido; y 3º) la muerte de uno no significa para otros una ofensa al sentido común o a la sensibilidad, ni les tienta a sentir desesperación o rabia por la finitud de la existencia humana.

Parece indudable que la muerte en medio de un gran dolor o de un gran sufrimiento psicológico no puede ser considerada, ni por la persona afectada ni por las que la rodean, como algo aceptable o adecuado en algún sentido. Eso es indigno. La llegada de la muerte, salvo cuando es súbita, constituye un momento para reflexionar sobre la trayectoria de la propia vida, solucionar desavenencias si fuera posible, dejar a un lado la mezquindad que tan a menudo marca nuestra vida diaria y considerar, en compañía de los seres más queridos, qué es importante y duradero. Y añade Callahan: “si la medicina puede ayudar a conseguir las condiciones físicas necesarias para posibilitar este tipo de muerte, estará contribuyendo de forma crucial a la vida como un todo”.

2.2. El criterio de la edad

El criterio para no aplicar a los mayores ciertos tratamientos, que pueden ser normales en personas maduras, debe ser la edad, matizada siempre por la biografía personal que hace que sean diferentes situaciones biológicamente similares. En el epílogo de la edición española reconoce que esta propuesta es indicativa, debe ser manejada con mucho cuidado, caso por caso, y no interpretarla rígidamente.

En cualquier caso, Callahan no propone disminuir los recursos dedicados a los mayores, sino una contención de su crecimiento, destinando más medios a los niños y a prevenir muertes prematuras. El patrón del gasto y de la medicina en ancianos debería tener como objetivo reducir el sufrimiento y proporcionar una calidad de vida decente. Dicho de otro modo, las obligaciones que la sociedad y cada uno de nosotros tiene hacia los que han cumplido su ciclo vital no son las mismas que hacia los que no han llegado aún a ello. Las dos son obligaciones, pero diferentes. La primera tarea sanitaria de una sociedad es que los jóvenes y los maduros tengan la posibilidad de llegar a ser ancianos, en lugar de empeñarse en que éstos sean cada vez más ancianos. En el campo sanitario, los sistemas públicos no están obligados moralmente a garantizar los tratamientos más complejos y caros a estos pacientes. Su prioridad es evitar las desigualdades sanitarias, tanto sociales como generacionales, y mantener la viabilidad del sistema.

3. EL PROGRESO MÉDICO: FINES Y LÍMITES DE LA MEDICINA

El Cuaderno Nº 17 de la Fundación Víctor Grífols, “El bien individual y el bien común en bioética”, es un trabajo de Daniel Callahan. Su primer capítulo, “El progreso médico: ¿Qué fines deberíamos perseguir y qué deberíamos limitar?”, es el complemento perfecto de cuanto se acaba de exponer antes.

3.1. La idea de progreso en medicina

Esta idea es relativamente nueva. En la época de Hipócrates no se contemplaba y, en Occidente, inició su aparición en los siglos XVI y XVII con personalidades como Francis Bacon y René Descartes. Comenzó a hacerse realidad a partir del siglo XIX, y a mediados del siglo XX las ideas de progreso a través de la investigación científica y de la innovación tecnológica estaban perfectamente arraigadas. Ha sido precisamente esto último, junto al hecho del envejecimiento progresivo de las sociedades occidentales, la clave para explicar por qué hoy día tanto oímos hablar y debatir sobre la necesidad de reformar los sistemas de salud, coincidiendo, casi siempre, en la necesidad de reforma del gasto sanitario y de cómo administrar y controlar dicho gasto.

La propuesta de Callahan consiste en analizar todo esto de un modo mucho más profundo e incluso radical: “Necesitamos lo que denomino una ‘medicina sostenible’, y la clave para lograr semejante medicina exige el replanteamiento de la idea de progreso médico y de innovación tecnológica permanente. Por ‘medicina sostenible’ entiendo una idea, o incluso una visión, de la medicina y la asistencia sanitaria que tiene por objeto ser (a) equitativa y accesible para todos, (b) asequible para los sistemas de salud nacionales, y (c) equitativa y asequible a largo plazo, no sol por unos años.”

Si queremos disfrutar de una medicina sostenible, tendremos que volver a formular la idea de progreso que causa un aumento del gasto tecnológico y alimenta sin cesar las exigencias de la gente. La idea occidental de progreso médico consiste en un “modelo ilimitado” de progreso. Se trata de una idea que no pone límites a las mejoras de la salud (reducción de la mortalidad, cura de todas las enfermedades y alivio de todos los sufrimientos médicos), y que cambia continuamente la noción de qué constituye un problema médico, mediante un proceso denominado “medicalización”. El progreso es “ilimitado” en cuanto a que, independientemente de cuánto mejore la salud (tanto en reducción de tasas de mortalidad como de morbilidad), nunca será suficiente para satisfacer las exigencias humanas, por lo que siempre continuaremos buscándolo indefinidamente.

Y añade Callahan: “Sin embargo, esta visión infinita, sin límites, no se puede financiar con unos fondos limitados. Lo que tenemos es que redefinir el progreso de modo que sea asequible a largo plazo, y, por tanto, igualmente accesible para todos, un progreso que tenga, como modelo, una visión finita de la medicina y de la asistencia sanitaria. Y por ‘visión finita’ entiendo una que no tenga por objetivo vencer el envejecimiento, la muerte y la enfermedad, sino una que limite sus efectos a la ancianidad únicamente, y que intente ayudar a todos a evitar, no la muerte en sí misma, sino la muerte prematura, y a que vivamos nuestras vidas con una salud decente, pero no necesariamente perfecta.”

3.2. Componentes de una medicina finita y/o limitada

  • Desviar radicalmente la investigación y la atención médica hacia la promoción de la salud y la prevención de la enfermedad. Esto implicaría asignar muchos más recursos al estudio de las conductas de salud más proclives a la aparición de enfermedades y centrarse en cómo cambiar dichas conductas.
  • Encontrar maneras eficaces de comparar los gastos en asistencia sanitaria con los empleados en otros bienes igual de importantes, como la educación, la creación de empleo y la protección del medio ambiente.
  • Comprender que el racionamiento forma parte de cualquier sistema de salud. Así es ahora y así lo será siempre. Ningún sistema puede ofrecer a todo el mundo todo lo que necesita en honor a la mejora de la salud.
  • Las tecnologías deben someterse a evaluaciones mucho más rigurosas, y preferiblemente antes de que se ofrezcan al público, en vez de después.
  • Es fundamental que el cambio de un modelo infinito de medicina a otro limitado incorpore una actitud distinta hacia el envejecimiento y la muerte. Uno y otra forman parte del ciclo vital del ser humano, que sigue en vigencia, a pesar de lo mucho que se ha hablado de su abolición.

La medicina ha de desviar gradualmente la atención de la prolongación de la vida a la mejora de la calidad de la vida; de la cura de las enfermedades al cuidado de aquellos que no tienen cura. Una medicina que mantiene a la gente con vida demasiado tiempo, agobiándola con tratamientos tecnológicos, que pueden causar mucho dolor a cambio de pocos beneficios en salud, no es una medicina humanitaria ni aceptable. No se trata de detener el progreso, sino de pensar en qué dirección lo estamos llevando; una dirección que no es sostenible, pues se centra en la cura, preferentemente, y a través de una medicina altamente tecnológica y, por lo general, muy cara. Gastemos lo que gastemos en combatir el envejecimiento y la muerte, la batalla está perdida.

En la vida humana, a menudo, menos es mejor que más; una máxima que bien podría aplicarse a la asistencia sanitaria. En resumidas cuentas, “contar con más tecnología y con un mayor acceso a la misma no redunda necesariamente en una salud mejor”. Veamos, entonces, los fines que deberíamos perseguir y los aspectos que deberíamos limitar:

Fines que deberíamos perseguir:

  • Llegar a una edad anciana, pero no vivir indefinidamente.
  • Conseguir una buena asistencia sanitaria para nuestros hijos a fin de garantizar que también ellos alcancen esa edad avanzada.
  • Vivir nuestras vidas del modo más sano posible, llevando una dieta sana, controlando el peso, sin fumar ni beber en exceso y haciendo ejercicio a menudo.
  • Evitar ir al médico con demasiada frecuencia: la formación de un médico le empuja a buscar cosas que fallan, y si le da la oportunidad, las encontrará. Siga el ejemplo de los nonagenarios, que parecen haber tenido pocos tratos con la medicina.
  • Si, a pesar de nuestro empeño, enfermamos, no cabe esperar milagros de los médicos, ni que siempre nos vayan a mantener con vida por medio de las tecnologías más caras.
  • Un sistema de salud que trata a todos por igual y distribuye una asistencia de calidad de forma equitativa.
  • Una sociedad que ofrece a una buena educación, crea empleo, trata a todos con imparcialidad y cuida bien de los pobres: una sociedad sana necesita mucho más que un buen sistema de salud para garantizar a la población una buena salud.

Aspectos que deberíamos limitar

  • Los intentos específicos de ampliar continuamente la expectativa de prolongar la vida, indefinidamente, olvidando lo que significa la duración de una vida plena.
  • Los intentos de buscar soluciones médicas a todos los problemas de la vida, tanto si vienen a través de medicamentos como si proceden de mejoras físicas.
  • Los intentos de aumentar continuamente la provisión de tecnologías nuevas, limitándolas únicamente a aquellas que demuestran unos beneficios importantes a un precio asequible.
  • Deberíamos desconfiar de las ideas médicas utópicas: tener exactamente el tipo de niños que queremos; prolongar la media de la esperanza de vida mucho más de la actual; inventar medicamentos que nos ayuden a eliminar algunos de los sufrimientos propios de la vida, como el dolor por la muerte de un ser querido.
  • Los intentos científicos, médicos o comerciales de convencernos de que no hay nada más importante que más y mejor salud. La buena salud no sirve de mucho en una sociedad defectuosa; sin embargo, la enfermedad se puede tolerar mejor en una sociedad sana.

La medicina seguirá progresando, aunque existieran unos fines más limitados de los que se persiguen actualmente. En la vida del ser humano, nada permanece inmóvil, y tampoco ocurrirá así con la medicina. Pero este progreso se debe ver siempre dentro del contexto de otras necesidades sociales, también importantes para el bienestar humano. “La salud es un bien importante para el ser humano, y la provisión de asistencia sanitaria una obligación social igualmente importante, pero no la única”, dice D. Callahan.

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Michel Foucault: Biopolítica y bioética

Michel Foucault: Biopolítica y bioética 150 150 Tino Quintana

Michel Foucault ha sido un historiador de las ideas, psicólogo, teórico social y filósofo francés, muy influyente en numerosas personalidades contemporáneas. Asociado al movimiento estructuralista y postmodernista, de los que se distanció posteriormente, utilizó su metodología de un modo personal. Sus conceptos sobre biopoder y biopolítica, tienen especial influencia en pensadores actuales.

En el año 2007 fue considerado por el The Times Higher Education Guide como el autor más citado del mundo en el ámbito de humanidades.

Ha dedicado su pensamiento a temas relacionados con la ética y la bioética, como es el caso de vida, existencia, libertad, cuidado de sí y del otro, ética clínica. Particular importancia reviste su planteamiento sobre ética de la resistencia y el pensamiento crítico. Tienen aquí su aplicación y riqueza los imperativos de «no dejarse pensar por nadie» y «no dejarse vivir por nadie».

Más información en Stanford Encyclopedia of Philosophy

El artículo completo de esta entrada del blog puede verse en Michel Foucault y la bioética

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V.R. Potter y la Bioética

V.R. Potter y la Bioética 150 150 Tino Quintana

Aunque haya sido Fritz Jahr el autor del vocablo Bio-Ethik, en 1927, le corresponde a Potter haber acuñado de manera oficial y efectiva el término bioética, en lengua inglesa, primero en un artículo publicado en 1970 y, después, en su libro Bioethics: Bridge to the Future, que apareció en 1971. Desde entonces, ha sido rápido y extensivo el crecimiento de la bioética en diversos campos, sobre todo en el clínico.

El término “bioética” ha experimentado una evolución conceptual en los escritos publicados de Potter y ello es lo que será aquí objeto de  estudio: 1º) la bioética como conocimiento de cómo usar el conocimiento para la supervivencia de la humanidad, como puente entre el bios y el ethos; 2º) la bioética como puente que va más allá de la clínica y, desde una visión holística, interrelaciona las ciencias en orden al cuidado y respeto de la naturaleza; 3º) ante la carencia de puentes entre la cultura científica y la humanista le corresponde a la bioética ofrecer garantías a la vida, a la vida digna y a la vida de la biosfera; y 4º) ante el agravamiento de los problemas sobre la supervivencia del ser humano y su entorno, se impone la necesidad de contar con una biopolítica fundamentada en el «puente» entre lo humano y lo científico.

Las intuiciones de Potter continúan siendo iluminadoras hoy, igual que lo serán para las futuras generaciones.

Se puede ver el artículo completo de esta entrada en V.R.Potter y la bioética

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E. Morin: Pensamiento Complejo y Bioética

E. Morin: Pensamiento Complejo y Bioética 150 150 Tino Quintana

El veterano filósofo y sociólogo francés Edgar Morin (París, 1921), actual director emérito del Centro Nacional de Investigación Científica (CNRS), es una figura ampliamente reconocida  en el ámbito académico occidental. La influencia de su obra se plasmado en diversas instituciones: Comunidad de Pensamiento Complejo y la Universidad a Distancia “Multidiversidad Mundo Real Edgar Morin” (México, D.F.). E. Morin: Sitio Web Internacional.

A lo largo de su obra se refiere a la bioética sólo de manera tangencial o marginal, es decir, no le dedica ningún capítulo o apartado específicos. Sin embargo, contiene sugerencias éticas de gran interés desde la ética que pueden ser de utilidad en la bioética, como la necesidad de religación con nosotros mismos, con la sociedad y con la propia especie humana; la importancia de aprender constantemente, y de manera solidaria, a «bien pensar»; y la urgencia de eliminar barreras, muros y tabiques que separan irracionalmente a los seres humanos.

Reviste también interés lo referente a una especie de boceto de bioética muy básica, cuando habla de la «antropobioética», y las propuestas que hace en El Método II. La vida de la vida, parte quinta, dedicada a comprender lo viviente, bios.

El artículo completo de esta entrada puede verse en E. Morin Pensamiento Complejo y Bioética

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Dos decálogos para pensar y actuar

Dos decálogos para pensar y actuar 150 150 Tino Quintana

En sentido estricto, la palabra “decálogo” significa diez mandamientos referidos habitualmente a los seguidos por el judaísmo y el cristianismo, aunque, en un sentido más amplio, se aplica también al conjunto de normas o consejos que, aunque no sean diez, son básicos para el desarrollo de cualquier actividad. Así pues, y a sabiendas de que su cumplimiento tiene que ver con la vida moral, es frecuente relacionarlo con múltiples ámbitos de la vida en general.

Aquí presentamos dos modelos que contienen razones y motivos suficientes para dar qué pensar y cómo actuar. Uno de ellos es de Bertrand Russel y, otro, muy reciente, es de dos mujeres (Lucía Taboada y Raquel Córcoles) que nos ofrecen diez pautas para no vivir amargados, puesto que, en realidad, eso no es sólo triste…es que no merece la pena.

I. UN DECÁLOGO LIBERAL

Bertrand Arthur William Russell (1872 – 1970) ha sido un filósofo, matemático, y escritor británico, conocido sobre todo por su influencia en la lógica-matemática y, también por su activismo social y su carácter polémico. Alumno y profesor del Trinity College, su obra más difundida ha sido Principia Mathematica, publicada en 1900 conjuntamente con Alfred North Whitehead. En 1950 ganó el Premio Nobel de Literatura “en reconocimiento de sus variados y significativos escritos en los que defiende ideales humanitarios y la libertad de pensamiento”. Para mayor información véase, por ejemplo, The Bertrand Russell Research Centre (McMaster University-Canadá)

El 16 de diciembre de 1951, Russell publicó en New York Times Magazine un artículo titulado «The best answer to fanaticism: Liberalism«, donde exponía al final un decálogo que, según él, todo profesor debería desear enseñar a sus alumnos. Posiblemente tal decálogo no sea una enseñanza completa en sí, pero enseña los pasos necesarios que toda persona ha de intentar dar para encontrarse con la razón y alejarse de todo tipo de supersticiones y creencias sin fundamento alguno. El propio Russell hacía una introducción diciendo que lo presentaba para dar a conocer “la esencia de la perspectiva liberal y sin la intención de reemplazar los Diez Mandamientos, más bien de complementarlos si ello fuera posible”.

Nota: Por mi parte voy a reproducir esos diez mandamientos y, bajo cada uno de ellos, los comento siguiendo a Ricardo T. Ricci, “Bertrand Russell y sus diez mandamientos”.

1. No te sientas absolutamente seguro de nada
No sentirse seguro de nada no equivale a vivir en la duda agónica, sino a la actitud de vivir la vida acompañados por la incertidumbre, la necesidad de preguntar y la ayuda de los demás. Tiene mucho que ver con el “sólo sé que no sé nada” de Sócrates, es decir, con la auténtica sabiduría. Karl Popper ya nos decía aquello de que “Quizás yo no tengo razón y quizás tú sí la tienes [decía], pero, quizás también, estemos equivocados los dos” y podamos juntos llegar a un acuerdo aproximándonos más a la verdad.

2. No creas conveniente actuar ocultando pruebas, porque terminan saliendo a la luz
Ocultar las pruebas del conocimiento es absurdo. Cuando las hay, siempre aparecen. Es la esencia del espíritu científico y, en general, el quid de la búsqueda intelectual, el eje de la aspiración para conocer y saber. Así pues, este mandamiento es válido y saludable para recorrer el camino de la vida diaria.

3. Nunca te desanimes a pensar, porque seguramente tendrás éxito

Ponerse a pensar no es fácil, y quizás ahora menos que en otras épocas, porque, quien se decide a hacerlo advierte que cualquier forma de pensamiento libre y creativo es víctima de la enorme cantidad de ruidos circundantes que nos impiden pensar. Aquello que escribió Pascal de que la desgracia de los hombres tiene que ver con el no saber quedarse a solas en su habitación, es ahora más verdad que nunca. De todos modos, la recomendación de Russell tiene sabor a sano optimismo, a confirmar el inquebrantable tesón del ser humano que, con enormes aciertos y lamentables desaciertos, ha impulsado la ineludible necesidad de pensar…y pensar bien.

4. Cuando te encuentres con una oposición, incluso si viene de tu esposo/a o hijos, esfuérzate por vencerla con argumentos y no con autoridad, pues la victoria que depende de la autoridad es irreal e ilusoria

Cualquier opositor puede convertirse en un verdadero estímulo para la argumentación siempre que las divergencias contribuyan al conocimiento, entre otras muchas cosas. Pero el ser humano no es pura razón. La vida está repleta de emociones y sentimientos. La actitud de reprimirlos atenta contra la más básica higiene mental. «El corazón tiene razones que la razón no entiende» (Pascal) y, además, sacarlas a la luz, sobre todo si viene de los más cercanos, enriquecen la vida, o sea, la humanizan. Pero lo que parece un grave error es dedicarse a golpear la oposición y el disentimiento simplemente por el hecho de que nos creamos “la” autoridad. El peso de la autoridad se apoya en evidencias corroboradas, en argumentos convincentes y, sobremanera, en la integridad personal. He ahí por qué la victoria basada en la autoridad es no sólo ilusoria e irreal, como dice Russell. Yo me atrevería a asegurar además que, si está basada en la fuerza, es aterradora, destructiva y radicalmente inhumana.

5. No tengas respeto por la autoridad de los demás, pues siempre se encuentran autoridades contrarias que se pueden encontrar

Russel parece estar refiriéndose a ese tipo de autoridad que impide tanto la propia creatividad como el decidir por nosotros mismos. Así ocurre hoy con el poderío que ejercen sobre nosotros la moda, el consumo y la tecnología, hasta el punto de que “nos piensan”. No respetar la autoridad de los demás, como dice Russell, quiere decir, a mi juicio, que los argumentos de autoridad pueden no ser determinantes ni concluyentes, pero que carece de lógica empecinarse en desoírlos porque siempre termina apareciendo alguno ante las propias narices. No tenerlos en cuenta demostraría una actitud prepotente y temeraria, pero darles excesivo valor puede llevarnos a desertizar la propia razón y a paralizar el conocimiento. La experiencia y los consejos de los expertos son muy relevantes, por ejemplo, pero no pueden ir en contra del propio camino que cada uno va trazando a base de conocer y contrastar otras autoridades.

6. No uses el poder para reprimir opiniones que consideres perniciosas, pues si lo haces las opiniones te reprimirán a ti

El hecho de exponer y compartir nuestras opiniones con los demás constituye, en sí mismo, un proceso de aprendizaje y sociabilidad, modula nuestro comportamiento y nos ayuda a ser más asertivos y respetuosos con los puntos de vista ajenos. En cambio, la utilización de cualquier clase de poder para imponer las propias opiniones sobre las de los demás, por considerarlas perniciosas, como dice Russel, es una grave equivocación. Y lo es más aún si están basadas en desconocimiento. Sólo el conocimiento probado sirve de base para ofrecer opiniones y contrastarlas con las de los demás. La paciencia, la escucha, el diálogo y la humildad son aquí virtudes destacadas. De lo contrario, podría suceder que las opiniones de los otros terminen reprimiendo las nuestras.

7. No temas ser excéntrico en tus opiniones, pues todas las opiniones aceptadas ahora alguna vez fueron excéntricas

Somos excéntricos cuando afirmamos o hacemos algo que se sale de los cánones habituales. Los avances en las ciencias, por ejemplo, los hacen quienes tienen ideas nuevas, inspiraciones que alteran el orden constituido de tal modo que parece que se va contracorriente y que, por eso, parecen excéntricas. La educación a la que estamos habituados premia pocas veces la creatividad, la originalidad y la innovación. Premiar la memorización, la producción en cadena y la ley del menor esfuerzo, no es suficiente. Ser excéntrico, es decir, haberse salido del centro habitual, permite ver las cosas desde perspectivas diferentes y a menudo originales. Salirse del centro permite además, una nueva valoración de sí mismo y del mundo. Ambas condiciones favorecen la novedad, la originalidad, la creatividad y la innovación, como decíamos antes, pero nada tiene que ver aquí con tener un carácter raro o extravagante, aunque lo parezca.

8. Disfruta más con la discrepancia inteligente que con la conformidad pasiva, pues si valoras la inteligencia como debieras, la primera implica un acuerdo más profundo que la segunda

Aceptar el disentimiento, la opinión contraria, los argumentos opuestos, implica valorar la inteligencia del otro y, además, valorar nuestra propia inteligencia, porque en esa situación adquirimos la capacidad de reconocer y aprender de nuestros propios errores. Es entonces cuando tomamos conciencia de que no somos sin los otros y de que sólo somos ante los otros, en particular ante los diferentes y discrepantes, cuando caemos en la cuenta de que vivir es convivir a base de establecer acuerdos entre discrepancias y oposiciones. Hace posible aproximarnos a objetivos comunes y aceptar mínimos compartidos para vivir juntos. Nos impulsa a mejorarnos constantemente y, sobre todo, a reconocer nuestros límites como una condición del ser humano.

9. Muéstrate escrupuloso en la verdad, aunque la verdad sea incómoda, pues más incómoda es cuando tratas de ocultarla

Como dice Ricardo T. Ricci, la verdad se opone a la mentira y a la simulación; a la hipocresía; a la jactancia; a la falsa humildad; a la adulación; a hablar con ligereza; al juicio temerario, a la maledicencia, a la calumnia, la simulación, la duplicidad, a las posturas superficiales que conducen a fórmulas o actitudes vacías o a la imitación de otras personas. Sea cual sea la posición que se adopte ante el complejo problema de saber qué es la verdad, cuáles son sus características, cómo se puede alcanzar…parece ser que es decisiva para llevar adelante la vida y la convivencia, porque incluso negar de plano su existencia es incurrir en la contradicción de reconocer que esa es la verdad. Por eso aunque sea incómoda admitirla, es todavía más incómoda ocultarla.

10. No sientas envidia de la felicidad de los que viven en el paraíso de los necios, pues sólo un necio pensará que eso es la felicidad

Es demasiado presuntuoso juzgar acerca de los paraísos de los otros, y demasiado arriesgado incluirlos en la categoría de los necios. Russel nos dice al respecto: no tengas envidia de nada. Los paraísos de ruidos estridentes y de luces cegadoras, de risotadas estentóreas y de colores chillones, suelen estar vacíos. Esos pueden ser los paraísos de los necios. La gloria fugaz, el prestigio dudoso, el regodeo del poder o la felicidad del tener, son arrogancias, presunciones, envanecimientos y, sobre todo, necedades. Si en alguna vez creemos haber alcanzado un paraíso de esa clase, quizá sea sólo necedad y, a la larga, una ceguera para vivir.

Pero, ¿Qué felicidad? Russell lo resume en una de sus obras (La conquista de la felicidad, Austral, 14ª ed., Madrid, 1997, 221-226). Está convencido de que la felicidad se concentra en la vivencia de cosas sencillas como la casa, la comida, la salud, el amor, el éxito en el trabajo y el respeto de los seres queridos. Sin embargo, el núcleo de la felicidad reside en evitar el egocentrismo, es decir, aquellas pasiones, afectos e intereses que conduzcan a encerrarnos en nosotros mismos. El miedo, la envidia, la sensación de pecado, el desprecio de sí mismo y la propia admiración, son los deseos o pasiones más egocéntricas que nos impiden ver y abrirnos al mundo exterior, afirma Russell. Y si aparece alguien pregonando su propia felicidad, pongamos ojo avizor y hagamos caso A Russell: evitemos la envidia y pongámonos a construir nuestro espacio de felicidad sin alharacas ni agravios comparativos. Y, por encima de todo, tengamos en cuenta los infinitos matices de una vida inmersa en la complejidad, la incertidumbre y la búsqueda incesante de la felicidad, la justicia y el bien. En suma, “no sientas envidia de la felicidad de los que viven en el paraíso de los necios, pues sólo un necio pensará que eso es la felicidad”.

II. UN DECÁLOGO PARA DEJAR DE AMARGARSE

Lejos del tiempo y la forma en que se expresaba Bertrand Russell, hay otros modos de orientar la vida feliz basándose en criterios más prácticos, pegados a lo cotidiano, llenos de sentido común, que ponen de relieve el valor inconmensurable del ser humano y la primacía de cada persona sobre cualquier tipo de cosa que poseamos, por muy valiosa que sea. En nuestro tiempo es frecuente focalizar la felicidad en la apariencia, el éxito a cualquier precio, el afán de perfección y, como consecuencia, el olvido de la limitación, la dependencia y la imperfección como tercas compañeras de la vida que debemos asumir.

Precisamente hace poco tiempo, Lucía Taboada y Raquel Córcoles, publicaron un libro titulado Dejar de amargarse para ImPerfectas (Planeta, Barcelona 2014), donde analizan lo que preocupa a las mujeres —el amor, el físico, la salud, el trabajo y el futuro— ofreciendo un plan de 21 días que combina ejercicios mentales y físicos. El objetivo es lograr el punto intermedio entre la pluscuamImPerfecta que nos consideramos y la pluscuamperfecta que podríamos ser para otra persona. «La ImPerfecta es el punto a dónde tenemos que llegar para dejar de amargarnos». A través de cinco personajes, entre los que se encuentran la ImPerfecta que somos y la ‘saboteadora interior’ que llevamos dentro, las autoras han logrado dar forma a este manual en clave de humor, elaborado con ayuda de libros de psicología y de experiencias personales y ajenas.

La ImPerfecta es «una representación de todas», aseguran las dos autoras, que con este libro pretenden reivindicar la imperfección y entenderla como algo natural para todos sin excepción. «Nosotras creemos que nos imponemos y nos imponen una perfección y un ideal que no existe: tanto la sociedad, como los medios de comunicación, la publicidad, el trabajo e incluso nosotras mismas», explica Taboada. «Si intentas alcanzar ese ideal, sólo puedes amargarte porque es físicamente imposible conseguirlo en todos los sentidos», apunta Córcoles. Taboada recuerda, además, que esas imperfecciones son «a la vez lo que nos hace especiales y nos distingue de los demás». Un consejo que vale para mujeres y hombres, quienes quizás puedan tener algún día, también, su versión para ImPerfectos, algo que las autoras no descartan.

Mientras tanto, ¿Cómo podemos todos, hombres y mujeres, vivir sin amargarnos? Córcoles y Taboada lo resumen en diez claves o pautas para vivir más felices (en este caso los comentarios son de las propias autoras):

1. Desterrarás el “no puedo”

Hasta la estación espacial internacional.

2. Eliminarás el filtro negativo
Y comprobarás que todo se puede ver con otras tonalidades.

3. Te activarás
Empezarás descargándote una aplicación en tu móvil llamada “deja el móvil”.

4. Dejarás de comparar
Para eso ya está el perro de los seguros.

5. Aceptarás la incertidumbre
Y disfrutarás el presente.

6. Te amarás a ti misma sobre todas las cosas
Con autoconfianza, no con un ego del tamaño de Alaska.

7. No dejarás que el trabajo absorba tu vida
Siempre y cuando quieras tener una vida más allá del trabajo.

8. Pensarás en grises
Porque ser extremista es todo menos positivo.

9. Dejarás de buscar síntomas en Google
Especialmente de forocoches… o de enfermedades.

10. Pasarás tiempo consigo misma
Felicidades. Ya puedes poner que estás en relación contigo en Facebook (aunque a veces sea complicada)

Y hasta aquí hemos llegado esta vez, amigas y amigos. Espero que la práctica de esos mandamientos, o al menos algunos de ellos, contribuyan a vuestra felicidad.

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M. Bunge: filosofía para médicos

M. Bunge: filosofía para médicos 150 150 Tino Quintana

El destacado filósofo y científico Mario Bunge estudió Física y se dedicó a la enseñanza de la Física Teórica y Filosofía, primero en la Universidad de la Plata, luego en la Universidad de Buenos Aires, para luego hacerlo en diferentes Universidades de Europa y América. Durante los últimos años impartía clases de lógica y metafísica en la Universidad de McGill (Canadá).

Su obra, muy abundante, abarca en realidad casi todas las ramas de la filosofía, entre ellas, la semántica, la ontología, la filosofía de la mente, la ética y la filosofía política. Su producción como filósofo de la ciencia comprende casi todas las disciplinas científicas: la filosofía de la física, de la biología, de la psicología, de la lingüística, de la economía, de la medicina, de las ciencias sociales y de la tecnología.

En esta entrada se hace un resumen de su Filosofía para médicos viendo su presencia diaria en la práctica médica y presentando la medicina como un sistema de disciplinas, para pasar luego a lo que él llama axiología, ética y praxología, con especial atención a la ética médica. Se concluye con algunos comentarios sobre la obra citada.

Puede verse el artículo completo en Mario Bunge. Filosofía para médicos

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Ética médica según E. Pellegrino

Ética médica según E. Pellegrino 150 150 Tino Quintana

Esta página es continuación y punto final al trabajo realizado por Edmund D. Pellegrino (1920-2013) sobre ética médica. Es valioso el trabajo de F. Torralba i Roselló, Filosofía de la Medicina. En torno a la obra de E.D. Pellegrino, Institut Borja de Bioètica-Fundación Mapfre Medicina, Madrid, 2001, así como la publicación de un monográfico de Cuadernos de Bioética.

La ética, según Pellegrino, es una rama de la filosofía cuyo fin consiste en el análisis y la búsqueda del Bien, la Felicidad y el Sentido, desde una exploración racional, formal y sistemática. No hay que confundirla con la “etiqueta médica”, centrada en la defensa de intereses individuales y gremiales. El prestigio, la profesionalidad y la excelencia del médico es proporcional a su actitud para favorecer la centralidad de la persona enferma como núcleo de la relación asistencial y origen de la ética médica.

Recuérdese que esta página es complementaria de Filosofía de la medicina y La virtud en la ética médica

El artículo completo puede verse en Ética médica según E.Pellegrino

Tino R. Quintana

Profesor de Ética, Filosofía y Bioética (Jubilado)
Oviedo, Asturias, España

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