• Ha llegado usted al paraíso: Asturias (España)

Personalidades

Personalidad significa el conjunto de características o cualidades que destacan en algunas personas. En este caso, nos referimos a personalidades de la ciencia, la cultura y, sobre todo, de la bioética. También nos referimos a cualquier persona que aporta valores, bienes y sentido en orden a una vida cada vez más humana.

El compromiso

El compromiso 150 150 Tino Quintana

El pasado día 22 de octubre de 2021 tuvo lugar una nueva edición de los Premios Princesa de Asturias. Es probable que el denominador común de los mismos haya sido el compromiso con las artes y las ciencias, con las letras, los deportes, las humanidades y la concordia.

Hay muchos tipos de compromiso, tantos como ámbitos de la vida, pero todos ellos tienen en común que son actos, más que palabras; son colectivos, más que individuales; y son obligaciones o deberes, más que deseos, en orden a conseguir una meta o realizar un proyecto. En ese sentido, traemos aquí algunos extractos de los discursos pronunciados por algunos premiados en el teatro Campoamor de Oviedo durante la entrega de los Premios 2021.

Nos han demostrado, una vez más, que sigue habiendo gente, mucha gente, comprometida en buscar y hacer el bien a los demás. Es una terca evidencia de lo más positivo del ser humano.

EL COMPROMISO CON LA IGUALDAD Y LOS DERECHOS DE LAS MUJERES
Gloria Steinem. Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades 2021

«… Es la primera vez que recibo un premio en honor a una mujer.

Cuando me piden que me defina a mí mismo, digo que soy escritora y organizadora…

Durante el último año y pico de esta pandemia global, ustedes y yo desde lugares distantes del mundo, nos hemos sentido muy conectados, aunque solo fuera por razones espantosas…

No existen los inmigrantes, todos somos pasajeros en esta nave espacial terrestre, con la esperanza de salvar nuestros futuros y nuestros bosques, que son nuestro futuro.

En conjunto, las fronteras nacionales comenzaron a parecer mucho más artificiales, y la posibilidad de quedarse en casa también llegó a parecer mucho más valiosa y salvadora que la posibilidad de viajar… (…)

En mi país, más hombres confinados en su casa empezaron a conocer a sus propios hijos –lo cual fue algo bueno– y a descubrir lo que implicaba el cuidado de los niños a tiempo completo. Asimismo, pudieron comprobar lo cotidiano y orgánico que es el proceso educativo. En muchas ocasiones esto liberó a las personas de las ataduras de los roles de género, que en realidad son bastante nuevos en la historia de la humanidad. En nuestros orígenes como especie migratoria, todos tenían que ocuparse y cuidar de los niños. El patriarcado creció cuando nos volvimos sedentarios. Por otro lado, la violencia doméstica contra las mujeres aumentó durante el confinamiento y fue una trágica lección.

Espero que en nuestros países dediquemos tiempo a analizar estas ingentes y profundas lecciones y a pensar en lo que ha cambiado, lo que queremos mantener y lo que queremos renunciar.

Por ejemplo, en mi país, se hicieron más visibles los cambios tras la pandemia. El racismo que ha estado presente en América del Norte desde que los invasores europeos se impusieron a las poblaciones indígenas… ese racismo ha alcanzado un punto de inflexión tanto en lo negativo como en lo positivo. La tercera parte del país que valora lo blanco, y que votó a Donald Trump –quizás el presidente menos cualificado y que más ha dividido el país en la historia de Estados Unidos– llevó al terreno político lo que durante mucho tiempo había pertenecido al ámbito privado… (…)

Este último año, he pensado a menudo en la profecía de los indígenas de la nación cheroqui… La profecía era la siguiente:

La tierra, que es un ser vivo, sentirá que sus bosques productores de oxígeno están siendo destruidos, sus océanos y su atmósfera se están volviendo demasiado cálidos y privados de oxígeno por la quema de combustibles fósiles, y sus gentes también están divididas por el accidente que supone nacer con más o menos melanina en su piel. Y así, esta tierra viva, tal como es dentro del espacio, simplemente nos desechará y empezará de nuevo. He de decir que esto me reconfortaba algo.

… he visto cómo mi ciudad de Nueva York volvía a las calles, y se manifestaban de nuevo miles de mujeres… haciendo coincidir estas marchas con otras en la mayoría de las principales ciudades del mundo, vuelvo a sentir esperanza… una emoción muy rebelde.

También observo que hay más risas, y la risa es la única emoción libre, la única que no se puede imponer… la risa es una prueba de libertad…

He aprendido a hacer lo mismo respecto a figuras autoritarias, como Hitler y Stalin, que parecían temer mucho que se riesen de ellos y castigaban a quienes lo hicieran. De hecho, uno de los primeros actos oficiales de Hitler después de ser elegido –porque ¡fue elegido!– fue cerrar a cal y canto tanto las clínicas de planificación familiar como los clubes de comedia donde la gente reía en libertad. Lo que más temía era que se riesen de él. Y, dicho sea de paso, Donald Trump también.

Al dar valor a libertades como la risa espontánea, preservamos la libertad para siempre. Estoy muy agradecida al símbolo de libertad que ofrece este país, que ofrece cada uno de ustedes. Es un gran honor formar parte de ello.»  [Traducido por Paul Barnes].

EL COMPROMISO CON LAS LETRAS Y LA LITERATURA
Emmanuel Carrère. Premio Princesa de Asturias de las Letras 2021

«… Escribí este pequeño discurso creyendo haber, como se dice, “cubierto el expediente”, y lo envié a la Fundación Princesa de Asturias para que fuera traducido a tiempo para la ceremonia. Unos días más tarde recibí un email de la Fundación que era una obra maestra de delicadeza. Me decían que mi pequeño discurso era maravilloso, absolutamente maravilloso, y mi lista de agradecimientos totalmente justificada, totalmente en consonancia con una circunstancia semejante, pero que precisamente en esta circunstancia, cómo decirlo, cabía haber esperado de mí un poquito más, algo -cito en inglés- más “inspirational”. No sé cuál sería la traducción exacta de este adjetivo: un poco más inspirador, un poco más inspirado, un poco las dos cosas… creyendo haber hecho lo apropiado…, yo había escrito un discurso convenido y hasta convencional, un reproche que sinceramente no me han hecho a menudo.

… No he necesitado buscar muy lejos porque en este momento me ocupo de algo extrema e incluso trágicamente inspirador de lo que me gustaría decirles unas palabras.

El pasado 8 de septiembre se inició en París el juicio por los atentados cometidos, también en París, el 13 de noviembre de 2015, en las terrazas y en la sala de conciertos del teatro Bataclan. Estos atentados causaron 131 muertos… los más letales perpetrados nunca en suelo francés. Los asesinos fueron abatidos o ellos mismos se explosionaron. Los catorce canallas que se encuentran en el banquillo de los acusados son lo que en francés llamamos seconds couteaux, comparsas, protagonistas secundarios… Decidí seguir íntegramente este juicio. De principio a fin, todos los días. No todos los días, por supuesto, ocurre algo interesante, pero no es posible saberlo de antemano…

Todos los que han seguido un gran juicio saben que es una de las experiencias más adictivas que existen. La ambición de este juicio es desmesurada: aspira a desplegar desde todos los ángulos, desde el punto de vista de todos los actores, remontándose lo más lejos posible en la genealogía de los acontecimientos… Día tras día chapoteamos en la sangre, las heridas físicas y morales, las muertes atroces y las vidas truncadas. Es un baño de horror en el que a veces nos preguntamos por qué nos lo infligimos.

Nos lo infligimos porque no es únicamente un baño de horror. Porque esos testimonios que se suceden semana tras semana, a razón de una quincena al día, son muchas veces extraordinarios ejemplos de humanidad. Esos supervivientes heridos en su cuerpo y en su alma se mantienen de pie. Nos hablan desde muy lejos, desde lugares de la experiencia humana que la mayoría de nosotros no conocemos. “El hombre”, escribía Léon Bloy, “alberga en su pobre corazón recintos que todavía no existen, pero en los que el dolor penetra para que existan”. Este juicio sirve asimismo para esto: para explorar colectivamente estos recintos de nuestro corazón.

A lo largo de estos testimonios descubrimos otra cosa sorprendente. Las historias de naufragios, de catástrofes, del sálvese quien pueda generalizado, suelen revelar lo peor del ser humano. La cobardía, el cada cual a lo suyo, el canibalismo. Aquí, nada de eso. No podemos imaginar que se haya creado una ficción colectiva de nobleza y de grandeza de espíritu y, sin embargo, prácticamente sólo se nos han descrito ejemplos de ayuda mutua, de solidaridad, gestos a menudo heroicos. Muchos se reprochan haber pisoteado a otros mientras trataban de huir; ninguno de los pisoteados se lo reprocha a otros. Todos procuraron proteger al hombre o a la mujer amada, pero algunos hicieron algo más: arriesgar la vida para proteger a desconocidos. Es un misterio que por momentos convierte lo que es abominable en una infinita exaltación.

Voy a terminar con dos citas este discurso que ahora se ha vuelto demasiado largo. La primera es de Simone Weil:

“El mal imaginario es romántico, novelesco, variado; el mal real es monótono, desértico, aburrido. El bien imaginario es aburrido; el bien real es siempre nuevo, maravilloso, embriagador. Por tanto, la “literatura de imaginación” o es aburrida o es inmoral, o una mezcla de ambas cosas. Sólo escapa a esta alternativa cuando pasa de algún modo, a fuerza de arte, al lado de la realidad, lo cual sólo el genio puede hacer.”

La segunda es de una superviviente del Bataclan:

“Unos días después del atentado murió mi padre, y justo antes de morir me dijo: “Tú y yo consolamos a los demás de las desgracias que nos suceden”. Yo habría preferido no tener que consolaros”.»   [Traducido por Jaime Zulaika]

EL COMPROMISO CON LOS DEPORTES Y LA IGUALDAD DE LOS SERES HUMANOS
Teresa Perales. Premio Princesa de Asturias de los Deportes 2021

«… ¡Quien me iba a decir en 1995 cuando oí las palabras “no vas a volver a andar” que el camino que iba a recorrer con mi silla me iba a llevar hasta aquí!

Desde luego, nunca me lo iba a decir la vecina del barrio que, cuando por fin me decidí a superar mis miedos y vergüenzas, a asumir lo que me pasaba y salir a la calle, nos paró a mi madre y a mi. Probablemente con la mejor intención del mundo se volvió a mi madre y, como si yo no existiera, le dijo: “Pobrecita niña ¿qué le ha pasado?”. En un segundo y una mirada, había dejado de ser la niña del tercero para ser la “pobrecita hija de Sebi.

Desde luego, esa vecina no me lo iba a decir. Para ella, mi vida se había acabado antes de empezar. Para nosotras, la vida simplemente continuaba por un camino distinto al previsto. Mi madre Sebi, siempre tuvo la certeza de que tenía un sitio al que llegar, que no me iba a quedar siempre bajo la protección que me daban sus alas. Siempre ha estado a mi lado.
– “Mamá, quiero bañarme en la piscina”. Y a ella le faltaba tiempo para ir a comprar un chaleco salvavidas y, literalmente, tirarnos a la piscina.

¡Quién iba a decirme entonces que seguiría nadando 24 años después y que iba a ganar 27 medallas paralímpicas! Seguro que ni siquiera mi entrenador, cuando me dijo que era un diamante en bruto por pulir, pudo imaginarlo. Nunca supe si mi madre lo dudó o si lo imaginaba siquiera porque ella jamás me dijo: “no puedes, no debes, no sigas, no lo lograrás”.
– “Mamá, voy a ser diputada” y ella: “si es lo quieres, hazlo”.
– “Mamá, voy a escribir un libro” y ella “si te hace feliz, adelante”.

Y así con todos los proyectos de estos años, incluso los más locos para hacer con una silla pegada al culo. Por ejemplo:
– “Mamá, voy a ir desierto saharaui a llevarles latas de sardinas en un 4×4”. Y ella: “vamos a inventar algo para que puedas ir al baño en las dunas”.

¡Quien nos iba a decir también lo que ha cambiado la sociedad! Y en el caso de la discapacidad, para bien. La mirada de la vecina probablemente ya no sea la misma o, mejor dicho, no es la mirada de tantas vecinas. Hay más portales accesibles, menos comercios con escaleras en la puerta, incluso una ley de la dependencia. Hay que seguir mejorando, sin duda, y está claro que seguimos sin ser una sociedad ideal pero ahora al menos lo sabemos y somos muchos, aunque no todos, los que nos esforzamos en mejorarla y hacerla avanzar hacia la igualdad de todas las personas.

Por eso, quiero aprovechar este altavoz, para decir a los niños y a los no tan niños que no hay que esperar a que alguien nos diga lo que va a pasar o lo que debemos hacer.

Hay que pensarlo o soñarlo. Decidir tú lo que quieres e ir a por ello. Con decisión. Sin dejar que los obstáculos te impidan, al menos, intentarlo. Y en el camino, rodearnos de gente, de amigos, de personas que nos digan siempre como mi madre “aquí estoy para ayudarte”. Así, aunque el destino sea distinto al imaginado, el viaje habrá merecido la pena.

Muchas gracias.»

EL COMPROMISO CON LA SOLIDARIDAD, LA COOPERACIÓN Y LA CONCORDIA
José Andrés y la ONG World Central Kitchen. Premio Princesa de Asturias de la concordia 2021

«… La Humanidad, las personas sin voz y sin rostro, esas personas que parecen sombras en la niebla necesitan a personas que las cuiden. Necesitan a personas que las traten como personas. Esas personas no quieren nuestra limosna, quieren nuestro respeto y su dignidad. Y ese es el poder que tiene un plato de comida.

Mi periplo con World Central Kitchen no comenzó en Haití. Comenzó aquí, en Asturias.

Mis padres eran enfermeros. Y como muchos de los héroes que han salvado vidas durante esta pandemia, vi como sobrepasaban los límites del deber para cuidar a los demás. Al hacerme mayor entendí finalmente que otras profesiones tal vez podían hacer lo mismo; entendí que cocineros como yo damos de comer a los pocos, but we also have the power to feed the many.

Cuando abrí mi primer restaurante en Washington hace casi 30 años, conocí a alguien que tenía esa misma sensibilidad, Robert Egger. Trabajaba en el sótano de un albergue para indigentes de la ciudad. Robert sabía que desperdiciar comida estaba mal, pero lo que realmente estaba mal era desperdiciar la vida de las personas. Reciclaba los excedentes de comida de la ciudad y, en el proceso, formaba a esas personas sin hogar para que ayudasen a dar de comer a miles de otros indigentes a lo largo y ancho de Washington D.C. Trabajando allí como voluntario, me di cuenta de que la gente no quiere nuestra limosna, sino nuestro respeto.

Robert me dijo algo que recuerdo a diario: Con demasiada frecuencia, parece que la caridad es cuestión de redención para el que la hace, y no de liberación para el que la recibe.

Lo que aprendí en Washington y Haití se puso a prueba cuando esa catástrofe que fue el huracán María cruzó lentamente Puerto Rico en 2017.  (…) Desde entonces, hemos actuado en huracanes, tsunamis, incendios forestales, terremotos, volcanes y la pandemia, proporcionando más de 60 millones de comidas. Plato tras plato, se pueden encontrar soluciones muy simples a grandes problemas.

Esta es la forma de pensar de muchos inmigrantes. Estoy orgulloso de ser asturiano, catalán, español y estadounidense. Salí de Asturias cuando era niño y crecí en Cataluña antes de mudarme a los Estados Unidos. Me siento como un inmigrante del mundo.

Los inmigrantes construimos puentes porque tenemos que hacerlo. Entendemos que el mundo necesita mesas más largas, en las que la comida pueda servir para unirnos, y no muros más altos que nos mantengan separados.

Hoy, los desafíos a los que nos enfrentamos no son insignificantes: hambre en nuestras propias comunidades, un clima en proceso de cambio que lleva a desastres mayores, un número creciente de refugiados y una pandemia global que ha hundido las economías.

Pero realmente creo que el mundo tiene ante sí un camino mejor si llegamos a comprender –y a hacer nuestro– el poder de la comida.

Debemos salvar el medio ambiente y acabar con el hambre si dejamos de desperdiciar el 40% de los alimentos que producimos.

Debemos mejorar la salud y ahorrar dinero si a diario proporcionamos a nuestros niños y personas mayores comidas nutritivas y sanas.

Podemos llevar estabilidad y paz a distintas partes del mundo, pero solo si primero nos aseguramos de que las familias tienen alimento en la mesa.

En 1826, el gran pensador y escritor Brillat-Savarin escribió que el futuro de las naciones dependerá de cómo estas se alimenten.

Tenía razón. Nuestro futuro depende de que el mundo se alimente mejor.

Un mundo en el que la comida sea la solución, no el problema. (…)

Hay demasiada hambre a nuestro alrededor y mucho trabajo por hacer. Incluso mientras estamos hoy aquí, mi corazón está con la gente de La Palma que no debe ser olvidada en este momento.

Alimentemos al mundo de esperanza. Construyamos mesas más largas.»

S. Hawking: «mirar hacia las estrellas»

S. Hawking: «mirar hacia las estrellas» 150 150 Tino Quintana

El periodista británico Piers Morgan ha compartido la cita de Hawking que había en la puerta de su despacho junto a una fotografía suya: “Remember to look at the stars, and not down at your feet. Try to make sense of what you see, and wonder about what makes the universe exist. Be curious!” (Recuerda mirar hacia las estrellas y no a tus pies. Intenta encontrar sentido a lo que ves y pregúntate qué es lo que hace que el universo exista. ¡Sé curioso!). Es una de las frases que han hecho célebre a Stephen William Hawking (Oxford, 8 de enero de 1942-Cambridge, 14 de marzo de 2018), considerado como un excelente físico teórico, astrofísico, cosmólogo y divulgador científico.

Era miembro de la Real Sociedad de Londres, de la Academia Pontificia de las Ciencias y de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos. Fue titular de la Cátedra Lucasiana de Matemáticas (Lucasian Chair of Mathematics) de la Universidad de Cambridge, desde 1979 hasta su jubilación en 2009, una cátedra ocupada en su momento por Isaac Newton.

Entre las numerosas distinciones que le fueron concedidas, recibió doce doctorados honoris causa y fue galardonado con la Orden del Imperio Británico (grado CBE) en 1982, el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia en 1989, la Medalla Copley en 2006, la Medalla de la Libertad en 2009 y el Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento en 2015.

Para comprobar su extenso y cualificado curriculum académico e investigador merece la pena echar al menos un vistazo a su página web principal.

A un hombre de tanto prestigio, y a la vez tan humilde, que consideraba a Dios como “un ser aburrido que no tiene nada que descubrir”, dedicado a jugar a los dados con el universo “donde nadie lo pudiera ver”, le tenía que haber resultado muy curioso saber que la parca del destino le hiciera nacer el mismo día en que se cumplían 300 años de la muerte de Galileo Galilei (8 de enero de 1942); que, precisamente, el día 14 del tercer mes del año se celebrase el día del número infinito Pi (3,14), conocido también como de Euler o constante de Napier; que haya fallecido a la misma edad que lo hizo Albert Einstein e, incluso, eso haya coincidido con el nacimiento del famoso físico alemán, hace 139 años, el 14 de marzo de 1879. Ciertamente curioso.

1. MIRAR, VIVIR Y PENSAR

Dedicó su vida a explicar el universo desde una silla de ruedas, ese mismo universo que, como él decía “no sería gran cosa si no fuera hogar de la gente a la que amas”. Entregó su tiempo a acercar las estrellas a millones de personas alrededor del mundo. Quizá por todo eso deberíamos acostumbrarnos a realizar el hermoso ejercicio de “mirar hacia las estrellas” (“…look up the stars…”), porque enseña a mirar con calma, amplitud y profundidad lo que hay a nuestro alrededor. Sí. Una preciosa actividad que haría el mundo más amable, más habitable, más humano, en lugar de mirar hacia los pies (“and not down at your feet”), que podría ser cuestión de timidez, pero obedece casi seguro a la actitud, frecuente, de no mirar de frente a las personas, no mirar sus ojos. Estas miradas suscitan complicidad, cercanía, amistad y solidaridad con los que están próximos y, también, con los que vienen de lejos y no pertenecen al círculo de nuestras relaciones habituales. ¡Cuántos ojos hay que ven pero que no saben mirar! ¡Cuántas veces ponemos los ojos en las estrellas…sin mirarlas! ¡Cuántas miradas hacemos hacia abajo, sin ningún objeto, perdiendo así la amplitud y la profundidad del universo! ¡Cuántas veces vemos los ojos de las personas…sin mirarlas!

Como ha dicho Pablo Guimón, en El País, su apabullante intelecto, su intuición, su fuerza y su sentido del humor, combinados con una destructiva enfermedad, convirtieron a Hawking en símbolo de las infinitas posibilidades de la mente humana, y de su insaciable curiosidad (“¡Be curious!”) «Mi objetivo es simple (decía Hawking). Es un completo conocimiento del universo, por qué es, cómo es y por qué existe». Para el Profesor Hawkin”, como solían llamarle en la Universidad de Cambridge y en el mundo de la ciencia, «Ha sido un momento glorioso estar vivo e investigar sobre física teórica. Nuestra imagen del Universo ha cambiado mucho en los últimos 50 años, y estoy feliz de haber hecho una pequeña contribución».

Sin embargo, recogiendo en este caso la acertada visión de Josep Corbella, en La Vanguardia, S. Hawking no alcanzó celebridad sólo por sus importantes contribuciones a la comprensión del Universo, ni por el enorme éxito de sus obras de divulgación sobre la cosmología. Ha sido debido, sobre todo, al modo en que decidió vivir su vida. La vivió al máximo pese a tener una enfermedad neurológica degenerativa que le hurtó primero la capacidad de caminar y después la de hablar, pero nunca la de pensar, de maravillarse ante la grandeza del Universo y de indignarse por las injusticias en la Tierra.

En un mundo lleno de tantas contradicciones y adversidades, Hawking ha sido un referente, un ejemplo de superación que transmite un mensaje de esperanza: “Aunque había una nube sobre mi futuro, encontré, para mi sorpresa, que disfrutaba más de la vida en el presente de lo que la había disfrutado nunca», llegando en ocasiones a vivir experiencias que dieron sentido a su vida, como cuando se casó por primera vez: «El compromiso me salvó la vida. Me dio una razón para vivir». Pero nunca presentó su enfermedad como una limitación sino como una circunstancia a la que se había ido adaptando, porque “la inteligencia es la habilidad de adaptarse a los cambios”.

Para las personas discapacitadas, “Hawking ha sido un referente espectacular, la demostración de que con esfuerzo se puede llegar lejos», relata Enrique Pérez Montero, investigador del Instituto de Astrofísica de Andalucía con una dolencia progresiva que le ha privado prácticamente de la visión. Es probable, por tanto, que haya sido más que un científico. Ha sido un icono para saber mirar, vivir y pensar.

Por su parte, Antonio Madrilejos y Begoña Arce, en El Periódico, han recogido un significativo testimonio de uno de sus colaboradores en Cambridge, durante los años 90 del siglo pasado, el profesor Jaume Garriga, catedrático de la Universitat de Barcelona. Hawking era una persona «con un ritmo increíble», afirma J. Garriga, pese a que entonces ya iba en silla de ruedas y tenía dificultades para comunicarse. Lo vio por última vez hace tres años. «Si había bajado su actividad era por su vida social, porque no paraba de dar conferencias», añade Garriga. «Fue un hombre activo hasta el final». Según el profesor catalán, Hawking era, además de un físico fuera de lo común, «una persona animosa y con un gran sentido de la ironía».

Sus creencias religiosas variaron a lo largo de su vida, pero en 2014, en una entrevista a El Mundo, declaró con firmeza: «No hay ningún Dios. Soy ateo. La religión cree en los milagros, pero estos no son compatibles con la ciencia». Así todo, se mantuvo siempre fiel a su compromiso como miembro de la Pontificia Academia de las Ciencias.

2. RECUERDOS Y PENSAMIENTOS QUE SEGUIRÁN VIVOS

Personalidades y entidades muy diferentes han dejado testimonios elocuentes de su trayectoria intelectual y humana, como han sido los de Katy Perry, Neil de Grasse Tyson, Brent Spiner, la NASA, la Sociedad Planetaria y varios organismos del Vaticano, por ejemplo.

La cantante Katy Perry se ha despedido así: «Hay un gran agujero negro en mi corazón, justo horas antes de que empiece el Día de Pi (festividad que homenajea al número matemático 3,1416). Descanse en paz, Stephen Hawking. Te veré en la próxima».

El famoso astrofísico y divulgador Neil deGrasse Tyson ha manifestado: Su fallecimiento ha dejado un vacío intelectual. Pero no del que no tiene nada. Pensad en una especie de vacío de energía que penetra en el tejido del espacio-tiempo y que resulta imposible de medir.

La NASA: “Recordamos a Stephen Hawking, reconocido físico y embajador de la ciencia. Sus teorías abrieron un universo de posibilidades que seguimos explorando. Sigue volando como un superhombre en microgravedad, como les dijiste a los astronautas en la Estación Espacial Internacional en 2014”.

La Sociedad Planetaria (Planetary Society-USA): “Adiós, doctor Hawking. Gracias por compartir tu maravillosa mente con esta pequeña mota azul.”

El actor Brent Spiner, que interpretó al androide Data en la serie Star Trek: la nueva generación, también ha tenido unas palabras para Hawking, con el que compartió una escena en un episodio: “Adiós, Stephen Hawking. Un gran hombre. Me siento honrado de haber podido pasar tiempo con él.”

La Pontificia Academia de las Ciencias expresó en un mensaje de su cuenta en Twitter su «profunda tristeza» por la desaparición de su «excepcional miembro» que «fue tan fiel a la academia».

El Observatorio Vaticano astronómico, conocido como Specola Vaticana, también se unió a los mensajes de pésame y apreció «la enorme contribución científica que ha dado a la cosmología cuántica» y elogió «el valor que tuvo para afrontar su enfermedad». El primer pontífice que Hawking encontró fue Pablo VI en 1975, cuando el científico tenía 33 años, durante un encuentro de la Pontifica Academia de Ciencias. Famosa es la imagen del Pablo VI que se arrodilla ante el astrofísico y su silla de ruedas para entregarle la medalla Pio XI por sus estudios de los agujeros negros.

También conoció a Juan Pablo II y a Benedicto XVI, y la última vez que estuvo en Vaticano fue en noviembre de 2016 cuando encontró a Francisco.

Hablar de Stephen Hawking es hablar de teorías. Hablar de teorías científicas, pero también hablar de teorías sobre la vida. El astrofísico británico fue autor de trabajos científicos especializados y divulgativos. Fue protagonista de una vida llena de hermosos sentimientos humanos, cuyo relato puede verse en la película “La teoría del todo”, estrenada el 16 de enero de 2015 en los cines españoles. Y suyas son también algunas célebres citas en las que refleja su particular visión de las cosas de la vida y del mundo:

.- “No le tengo miedo a la muerte, pero yo no tengo prisa en morir. Tengo tantas cosas que quiero hacer antes”.

.- “Si los extraterrestres nos visitaran, ocurriría lo mismo que cuando Cristóbal Colón desembarcó en América y nada salió bien para los nativos americanos».

.- “Me he dado cuenta que incluso las personas que dicen que todo está predestinado y que no podemos hacer nada para cambiar nuestro destino, siguen mirando a ambos lados antes de cruzar la calle”.

.- “La inteligencia es la habilidad de adaptarse a los cambios”.

.- “Los que presumen de coeficiente intelectual son unos perdedores”.

.- “Una de las reglas básicas del universo es que nada es perfecto. La perfección simplemente no existe. Sin la imperfección ni tú ni yo existiríamos”.

“Los robots podrían llegar a tomar el control y se podrían rediseñar a sí mismos”.

.- “La gente no tendrá tiempo para ti si siempre estás enfadado y quejándote”.

.- “La humanidad tiene un margen de mil años antes de autodestruirse a manos de sus avances científicos y tecnológicos”.

.- “Para sobrevivir como especie, a la larga debemos viajar hacia las estrellas, y hoy nos comprometemos con el próximo gran avance del hombre en el cosmos”.

.- “La próxima vez que hablen con alguien que niegue la existencia del cambio climático, díganle que haga un viaje a Venus. Yo me haré cargo de los gastos”.

.- “Einstein se equivocaba cuando decía que ‘Dios no juega a los dados con el universo’. Considerando las hipótesis de los agujeros negros, Dios no solo juega a los dados con el universo: a veces los arroja donde no podemos verlos”.

.- “La vida sería trágica si no fuera graciosa”.

.- “El peor enemigo del conocimiento no es la ignorancia, es la ilusión del conocimiento”.

.- “La raza humana necesita un desafío intelectual. Debe ser aburrido ser Dios y no tener nada que descubrir”.

.- “Dado que existe una ley como la de la gravedad, el Universo pudo y se creó de la nada. La creación espontánea es la razón de que haya algo en lugar de nada, es la razón por la que existe el Universo, de que existamos. No es necesario invocar a Dios como el que encendió la mecha y creó el Universo”.

.- “Solo somos una raza de primates en un planeta pequeño de una estrella mediocre, pero podemos entender el universo. Eso nos convierte en algo especial”.

.- “Nada puede existir para siempre”.

3. PREMIO PRÍNCIPE DE ASTURIAS DE LA CONCORDIA 1989

El Jurado correspondiente acordó conceder este galardón a Stephen Hawking por dos motivos principales: 1º) por su trascendental labor investigadora sobre los fundamentos del tiempo y del espacio, acercando al conocimiento de los hombres las últimas aportaciones científicas sobre el origen y destino del universo, y 2º) por el ejemplo de su respuesta a las dificultades que la adversidad puede oponer a la condición humana, contribuyendo así a la lucha en favor del progreso y contra la ignorancia.

Su discurso público, tras la entrega del Premio, fue el siguiente:

«Me gustaría decir algunas palabras sobre la consciencia y actitudes públicas ante la ciencia y la tecnología. Nos guste o no, el mundo en que vivimos ha cambiado mucho en el último siglo, y probablemente cambiará aún más en los próximos cien años.

»A algunos les gustaría detener estos cambios y volver a lo que ellos consideran una época más pura y más simple. Pero la historia enseña que el pasado no fue tan maravilloso. No fue tan malo, es cierto, para una pequeña minoría privilegiada, aunque también ellos carecieron de los beneficios de la medicina moderna y hasta los partos constituían un alto riesgo para las mujeres. Para la mayoría de la población la vida era sórdida, brutal y corta.

»En cualquier caso, aunque uno lo quisiese no podría retrasar el reloj del tiempo hacia una época anterior. El conocimiento y las técnicas no pueden ser relegados al olvido ni se pueden impedir más adelantos en el futuro. Incluso si todo el presupuesto gubernamental para la investigación se suprimiese, la fuerza de la competencia entre las empresas traería avances tecnológicos. Tampoco nadie podría impedir que las mentes inquisitivas pensaran sobre las ciencias básicas, aunque no se les pagase por hacerlo. El único camino para evitar nuevos avances sería un estado mundial totalitario, que suprimiese cualquier innovación. Pero la iniciativa y el ingenio humanos son tales que no tendrían éxito. Todo lo que lograría sería disminuir el ritmo del cambio.

»Si admitimos que no es posible impedir que la ciencia y la tecnología cambien el mundo, podemos al menos intentar que esos cambios se realicen en la dirección correcta. En una sociedad democrática, esto significa que los ciudadanos necesitan tener unos conocimientos básicos de las cuestiones científicas, de modo que puedan tomar decisiones informadas y no depender únicamente de los expertos. Hoy en día, la sociedad tiene una actitud ambivalente con respecto a la ciencia. Se da por un hecho el continuo aumento del nivel de vida, fruto de los nuevos avances de la ciencia y la tecnología. Pero también se desconfía de la ciencia porque no se entiende. Esta desconfianza se refleja en la caricatura del científico loco, trabajando en su laboratorio para producir un Frankenstein. Y es también un elemento importante del apoyo que tienen los partidos verdes. Pero, por otra parte, la gente tiene un gran interés por los asuntos científicos, particularmente la astronomía, como lo demuestra la enorme audiencia que tienen las series de televisión sobre el cosmos, o de ciencia ficción.

»¿Qué se puede hacer para aprovechar ese interés y dar a los ciudadanos la educación científica que necesitan para tomar decisiones informadas en temas como la «lluvia ácida», el «efecto invernadero», las armas nucleares o la ingeniería genética? Claramente, la base debe estar en lo que se enseña en los colegios. Pero la ciencia, en la enseñanza escolar, es presentada a menudo de un modo árido y sin interés. Los niños la aprenden de memoria para aprobar los exámenes, pero no ven su importancia en el mundo que les rodea. Además, la ciencia se enseña a menudo en forma de ecuaciones. Y aunque las ecuaciones son una forma concisa y exacta de escribir ideas matemáticas, al mismo tiempo atemorizan a la mayor parte de la gente. Cuando escribí recientemente un libro de divulgación científica, fui advertido que cada ecuación que incluyese rebajaría las ventas a la mitad. Incluí una sola, la más famosa de Einstein, E=mc2. Quizás habría vendido el doble sin ella.

»Científicos e ingenieros tienden a expresar sus ideas en forma de ecuaciones, porque necesitan conocer los valores exactos de las cantidades. Pero para otras personas una comprensión sustancial de los conceptos científicos es suficiente. Y esto puede expresarse mediante palabras y diagramas, sin el uso de ecuaciones.

»La ciencia que la gente aprende en los colegios puede proporcionarnos un marco básico. Pero el ritmo del progreso científico es ahora tan rápido, que siempre hay nuevos avances que han surgido después de que uno ha dejado la escuela o la universidad. Yo nunca aprendí nada sobre biología molecular o transistores en el colegio, y sin embargo la ingeniería genética y las computadoras son dos de los avances que probablemente cambiarán más nuestra forma de vivir en el futuro. Libros populares y artículos de las revistas sobre ciencia pueden ayudar a conocer nuevos avances. Pero incluso el más exitoso libro de divulgación es leído sólo por una pequeña parte de la población. Únicamente la televisión puede conseguir una audiencia masiva. Hay muy buenos programas científicos en la televisión, pero algunos sólo presentan las maravillas científicas como algo mágico, sin explicarlas o sin mostrar cómo encajan en el marco de la ciencia. Los productores de programas científicos para la televisión deberían comprender que tienen la responsabilidad de educar al público, y no solamente de entretenerlo«.

»¿Cuáles son los temas científicos sobre los cuales la gente deberá tomar decisiones en el futuro? Sin duda, el más urgente es el de las armas nucleares. Otros problemas globales, como el suministro de alimentos o el «efecto invernadero», tienen un desarrollo relativamente lento. En cambio, una guerra nuclear podría significar en pocos días el fin de toda la vida humana sobre la tierra. La distensión entre el Este y el Oeste, iniciada por Mr. Gorbachov y la Perestroika, ha significado que el peligro de una guerra nuclear se ha desvanecido en la conciencia de los ciudadanos. Pero el peligro sigue ahí mientras existan armas suficientes para destruir varias veces nuestro mundo. Las armas soviéticas y americanas continúan programadas para atacar las principales ciudades del hemisferio norte. Bastaría un error de ordenador o una rebelión de las personas encargadas de los misiles, para iniciar una guerra global. Es muy importante que la sociedad comprenda el peligro, y presione a todos los gobiernos para conseguir acuerdos de reducción de armamento. Probablemente no sería práctico suprimir por completo las armas nucleares, pero sí podemos disminuir el peligro al reducir su número.

»Si logramos evitar una guerra nuclear, todavía quedan otros peligros que podrían destruirnos. Hay un chiste de humor negro que dice que el motivo de que no hayamos sido contactados por una civilización ajena a la nuestra, es porque las civilizaciones tienden a destruirse a sí mismas cuando alcanzan nuestro nivel. No obstante, yo tengo suficiente fe en los hombres para creer que esto no será así…».

4. EL LENGUAJE Y LA PALABRA: LO DISTINTIVO HUMANO

En 1994, Pink Floid incluyó su voz en la canción “Keep Yalking” con las siguientes palabras:

“For millions of years mankind lived just like the animals.
Then something happened which unleashed the power of our imagination.
We learned to talk”.

“Durante millones de años, la humanidad vivió como los animales.
Entonces sucedió algo que desató el poder de nuestra imaginación.
Aprendimos a hablar.”

Bob Dylan

Bob Dylan 150 150 Tino Quintana

Es muy probable que el lector se pregunte a qué viene relacionar la bioética con Bob Dylan. Le falta a esto una lógica evidente…aunque también hay “lógicas borrosas”. También puede suceder que el mismo Bob Dylan apenas conozca el término “bioética” y, desde luego, nada conocemos de su obra artística que mencione el asunto central de este blog: la bioética clínica.

Estoy convencido, sin embargo, de que el nuevo Nobel de Literatura, lleva muy pegado al ilustre premio un profundo mensaje acerca de la calidad del vivir humano y de la indiscutible necesidad de tratarla con la máxima dignidad y respeto, como corresponde tratar a su protagonista, es decir, como se debe tratar a todos y cada uno de los seres humanos, sin olvidarnos por ello de la intrincada y compleja red de la vida en nuestro planeta.

UN PREMIO NOBEL UNIVERSAL

Por primera vez en la historia del Nobel de Literatura, la gente no correrá a las librerías sino a las tiendas de discos. «Cuando la secretaria de la Academia Sueca ha pronunciado el nombre, han retumbado todos los cimientos». Así lo comenta Fernando Navarro. Es el reconocimiento a una contribución artística y cultural que no conoce tiempos ni fronteras geográficas, ni culturales, ni genéricas. Este Nobel de Literatura es un acto también de valentía ante las miradas reduccionistas y puristas de aquellas voces que se erigen en faro de valoración y análisis, en la redundante élite elitista del saber.

La obra de Bob Dylan, llamado en realidad Robert Allen Zimmerman, contiene suficientes valores para ser acreedor de ese premio. El objetivo de su música, de su escritura, de su poesía y, sobre todo, de su actitud, ha trascendido espacios, lenguas y límites, y aunque algunos aspectos de tal actitud han sido y siguen siendo polémicos, su obra se ha caracterizado por huir de los espacios de confort, de lo previsible, manteniendo un listón de autoexigencia no siempre entendido ni siquiera por sus propios incondicionales. Así lo asegura Esteban Linés.

Sin embargo, el nuevo Nobel de Literatura 2016 va mucho más allá de lo que no estaba previsto y de la conmoción de los cimientos mundiales de quienes presumen de ser muy sabedores de cosas. Tan es así el asunto, que el nuevo Nobel nos hace revisar a fondo la educación que necesitamos y la importancia de intensificar las humanidades, en lugar de solaparlas, rehuirlas y hasta abandonarlas, incluida la bioética, por supuesto.

UN NOBEL PARA OTRA EDUCACIÓN

Rafael Díaz Salazar dice que la educación es mucho más que aprendizaje de destrezas para ejercer una profesión. La obsesión por orientar la enseñanza desde las necesidades del mercado laboral y el dominio de las nuevas tecnologías conlleva una amputación fortísima del derecho de aprender a cultivar todas las dimensiones del ser humano desde la infancia. Ha terminado triunfando, en general, un modelo de enseñanza sin educación. Seguimos sin reconocer la crítica de Herbert Marcuse al hombre unidimensional, que el modelo dominante de enseñanza está contribuyendo a reproducir: la tecnología desvinculada de la sabiduría humanista es una nueva forma de alienación.

La formación de la personalidad de niños, adolescentes y jóvenes es el gran fin de la educación, continúa diciendo Salazar. En El laberinto de la soledad, Octavio Paz afirmó que “toda educación entraña una imagen del mundo y reclama un programa de vida”, es decir, conduce al desarrollo de la personalidad única de cada ser humano. Una personalidad que nunca se posee, como si fuese un producto de consumo. La personalidad se conquista, se renueva a diario y se pone a prueba con la experiencia vital de cada uno. Necesitamos brújulas educativas para conseguirlo. ¿Dónde podemos encontrarlas?

Bob Dylan seguro que no pensó nunca ser ninguna de esas brújulas, pero su música y su letra muestran convicciones que compartimos muchos: que la tecnología y la ciencia operan en el terreno de los medios, no en el de los fines; que no bastan para aprender a vivir; que podemos tener un curriculum académico eminente o mostrar un poderío industrial espectacular y, al mismo tiempo, llevar una vida poco sabia, vivir entre un inmenso raquitismo espiritual o padecer una anemia existencial por falta de nutrientes, o sea, de sabidurías.

Lo que más necesitamos es encontrar un fin compartido que dé sentido a nuestra actividad y contribuya a aprender lo que otorga más humanidad: adquirir una conciencia moral, pensar sobre el sentido de la vida, conocerse a sí mismo, desarrollar el gusto estético, saber utilizar el tiempo para la realización personal y comunitaria, comprometerse en los proyectos de mejoras colectivas y de acabar con la lacerante injusticia del norte y el sur, de los ricos y los pobres, de las guerras pagadas por los ricos y, en fin, de todo lo que deteriora y precariza la vida. En definitiva, lograr el buen-vivir frente al bien-estar y realizar la transición del tener al ser propuesta por Erich Fromm.

Es absurdo, por inhumano e inmoral, continuar manteniendo la ceguera ética ya no sólo de ver, sino de “mirar” a tantas y tantas víctimas de las catástrofes sociales, bélicas, sanitarias y ecológicas. Todo eso tira por tierra el discurso de la “sostenibilidad”. Y termina diciendo Salazar así: “necesitamos proyectos educativos que abran los ojos y vinculen el conocimiento con el cese del dolor que asola al mundo”.

UN NOBEL POR LAS HUMANIDADES

No debería expedirse una titulación escolar sin formación humanística, que no es sólo el conocimiento de la antigüedad greco-romana, sino el estudio riguroso de la filosofía, la filología (lingüística, literatura, etc.), la historia, la geografía, el derecho, la antropología, la psicología, la sociología, los estudios de artes (plásticas, escénicas, música, estética, arte, etc.), las ciencias de la comunicación (periodismo, publicidad, biblioteconomía, etc.) incluso el conocimiento de las religiones como crisol de significados y de culturas, no como masas de sectarios . La situación, sin embargo, es la opuesta. Así lo afirma, por ejemplo, José Manuel Escourido a propósito de una especie de faena solapadora de las Humanidades en la Universidad de la Coruña.

Por mi parte afirmo, a ciencia cierta, que las humanidades están pasando al cuarto de los trastos oscuros desde hace muchos años. Para los ilustres representantes del saber académico es probable que sigan siendo eficaces, pero de ningún modo son eficientes. Esa es la clave del asunto. Y afirmar estas cosas nada tiene que ver con la acusación de intelectualismo, machismo, eurocentrismo u obsolescencia de que han venido siendo objeto las Humanidades. Eso no es ir de “progres”. Es pura ignorancia. Así de claro.

En su libro Sin fines de lucro. Por qué la democracia necesita las Humanidades, Martha Nussbaum argumenta que las crisis más urgentes son la medioambiental y la educativa, pero le preocupa especialmente la segunda, puesto que mientras los efectos del cambio climático saltan a la vista y existe un frente global de oposición, la desaparición de la formación humanística erosiona de manera silenciosa y paulatina los fundamentos de la sociedad. La elección a la que nos enfrenta la crisis de las Humanidades, añade Nussbaum, es entre una educación para la sociedad o una preparación para la rentabilidad.

De todos modos, si queremos abordar la crisis señalada por Nussbaum, la formación humanística debería ser obligatoria en todas las etapas escolares y en la formación continuada a lo largo de la vida. Actualmente, los grados universitarios, por ejemplo, preparan para ejercer una profesión y eso es comprensible: nadie desea contratar un arquitecto que no sepa de arquitectura.

Pero eso no debería ser todo. La preparación para ejercer una profesión debe ir acompañada de una formación para la ciudadanía democrática y de una formación esencial en la historia de la expresión humana y de lo que significa ser humano. Las escuelas, todas ellas, deberían cultivar las facultades de pensamiento, crítica e imaginación que nos hacen humanos y que hacen que nuestras relaciones sean relaciones humanizadoras, y no meramente de uso y manipulación de los otros. Viene a cuento recordar una de las canciones de Bob Dylan (Blowin’ in the Wind, 1962):

«Cuántos caminos debe recorrer un hombre,
antes de que le llames ‘hombre’ (…).
Cuántos años pueden vivir algunos,
antes de que se les permita ser libres.
Cuántas veces puede un hombre girar la cabeza,
y fingir que simplemente no lo ha visto (…).”
Cuántas orejas debe tener un hombre,
antes de poder oír a la gente llorar.
Cuántas muertes serán necesarias,
antes de que él se de cuenta,
de que ha muerto demasiada gente.
La respuesta, amigo mío, está flotando en el viento.
La respuesta está flotando en el viento».

“La respuesta está flotando en el viento (is blowin’ in the wind)”. Hay que bajarla, aterrizarla, porque en ello nos jugamos mucho, termina diciendo Escourido: “escoger entre educar para la democracia o para la rentabilidad; entre una educación que cultive y prepare futuros ciudadanos” o unos colegios, institutos y universidades que produzcan empleados. Deberíamos comprometernos colectivamente a preguntarnos “si nos sentimos responsables de asegurar que la educación que reciben nuestros hijos sirve a los propósitos y la naturaleza de nuestra sociedad y a su formación como individuos con criterio y capacidad expresiva, o si preferimos que nuestros hijos sirvan para aumentar la plusvalía de alguna empresa. La prevalencia de una u otra opción definirá el tipo de ser humano, de ciudadano y de sociedad”.

LA BIOÉTICA EN EL PENTAGRAMA DE BOB DYLAN

En los años 80 se hizo famoso un artículo de S. Toulmin, titulado “Cómo la medicina salvó a la ética”, entendiendo que la eclosión de la bioética fue una gran bocanada de aire fresco para revitalizar a la misma ética. Los pentagramas escritos por Bob Dylan muestran grandes dosis de sensibilidad para cambiar el modo de mirar lo que hacemos, estimula a cambiar muchas de nuestras actitudes, pone el acento en lo que sucede a las personas, o sea, acentúa la vertiente humanizadora de las cosas del vivir cotidiano, y, de algún modo, sin ser ninguna celebridad científica, señala direcciones para pensar de otra manera con el fin de ser más “sabios” y más “humanos”. En esas está la bioética.

1. Cambiar el modo de mirar lo que se hace

Implica cambiar la mirada o, mejor dicho, cambiar el ángulo de visión o la perspectiva desde la que se mira lo que se hace y cómo se hace. La bioética ofrece un marco basado en la reflexión, la deliberación y el diálogo. Ofrece, en definitiva, una nueva perspectiva para mirar con otros ojos, los ojos de la ética, lo mismo que ya se está haciendo a diario en la clínica. Ese nuevo ángulo de visión es, en el fondo, una experiencia, que suele producir una verdadera catarsis, o sea, un efecto purificador, liberador y transformador cuando, al examinar con esa nueva mirada la actividad cotidiana, se toma conciencia de la fuerza que tiene potenciar el sentido ético que ya tiene en sí misma la medicina. He comprobado, en bastantes ocasiones, cómo ese ejercicio mental y dialógico tiene efectos catárticos en los profesionales sanitarios. Esta sensibilización de la mirada proviene de entornos como los que proporciona la bioética.

2. Cambiar de actitudes

En el ámbito de la ética, la actitud es una disposición o estado de ánimo que se adquiere a base de repetir muchas veces los mismos actos. Dicho con otras palabras, la actitud es un hábito adquirido como respuesta positiva o negativa ante los valores éticos. El hábito positivo es “virtuoso” y el negativo “vicioso”, decía ya Aristóteles. Además de los valores base, como la salud y la vida, hay en medicina todo un elenco de valores, cruciales en la relación médico-paciente, que exigen un constante cambio de actitudes. Ello exige estar preparados para revisar los modelos de relación y comunicación, como cauce idóneo para gestionar los valores de los pacientes e implementar los propios valores profesionales. Habilidades importantes a tal efecto son la escucha, la comprensión, la acogida, la reciprocidad y el diálogo, basadas en la palabra oral y gestual que tanto ha valorado la práctica médica desde sus orígenes. Así todo, la actitud más básica que es necesario cambiar consiste en transformar el interés por la tecnología médica en un servicio por el bien de las personas enfermas.

3. Incrementar conocimientos

Esto implica, primero, evitar entender la bioética como una aplicación automática de cuatro principios, o sea, esforzarse en no reducir la bioética al “principialismo”. Al contrario, insertar la bioética en los procesos de atención sanitaria incrementa el conocimiento de los mismos profesionales, porque exige compartir una transmisión jerarquizada de valores, así como una determinada concepción del ser humano y de la sociedad, de la salud, de la vida, del dolor, del sufrimiento y de la muerte. Y, dado que esto no es siempre posible, dada la pluralidad de concepciones éticas, es imprescindible incrementar el conocimiento de los mínimos éticos comunes sobre la base de los derechos humanos. En esa línea de actuación, la bioética debería ser el espacio común donde los intereses y el bienestar de las personas siempre tienen prioridad respecto al interés exclusivo de la ciencia o la sociedad. Es por eso que, poner las tecnologías médicas al servicio de las personas, genera conocimientos humanistas y humanizadores.

4. Mejorar las estrategias de pensamiento

Se trata de que la bioética no sea algo exterior o superficial, sino que forme parte nuclear de todos los procesos sanitarios. De ese modo, la bioética se convertirá en una forma de hacer, una manera de entender y de practicar la atención sanitaria. Todo esto me lleva a recordar el lúcido y crítico pensamiento de K. Popper, cuando decía: “Si yo puedo aprender de ti y quiero aprender en beneficio de la búsqueda de la verdad, entonces no sólo te he de tolerar, sino también te he de reconocer como mi igual en potencia; la potencial unidad e igualdad de derechos de todas las personas son un requisito de nuestra disposición a discutir racionalmente (…) El viejo imperativo para los intelectuales es ¡Sé una autoridad! ¡Eres el que sabe más en tu campo! (…). No hace falta demostrar que esta antigua ética es intolerante. Y también intelectualmente desleal pues lleva a encubrir el error a favor de la autoridad, especialmente en Medicina”.

Ni qué decir tiene que el aumento del conocimiento es proporcional a las estrategias de pensamiento, al cambio de actitudes y al modo de mirar la vida. La bioética siempre tiene en cuenta la eficiencia, pero contribuye sobre todo a la eficacia. Es un marco idóneo para hacernos más sabios y, sobre todo, más humanos. Y Bob Dylan ha contribuido a ello. Sin duda alguna.

Omran Daqnessh

Omran Daqnessh 150 150 Tino Quintana

La imagen del niño Omran Daqnessh, en silencio y sin llorar, dentro de una ambulancia, llama poderosamente la atención y ha incendiado otra vez las redes sociales. Ha pasado casi un año entre las imágenes de Aylan y de Omran.

El primero murió ahogado a la vera de las olas del Mediterráneo, mientras sus padres iban camino del paraíso europeo (¡¡qué cosas escribimos, madre!!). El segundo continúa vivo en la milenaria ciudad siria de Alepo, arruinada literalmente por los bombardeos de unos y de otros. En ambos casos, las imágenes de los dos niños han saturado literalmente las redes sociales y los medios de comunicación del mundo.

Parece ser que la imagen de Omran fue captada por un periodista relacionado o perteneciente a la oposición y a quien ya han acusado de oportunista y de “rata terrorista”. A estas alturas es bastante difícil saber escoger el lado de los buenos si no tuviésemos en cuenta la enorme cifra de víctimas de todos los bandos en lucha. La cifra de 400.000 muertos, ofrecida por la ONU, ya debe estar obsoleta.

Recuerdo que en el caso de Aylan hubo dos titulares que me llamaron fuertemente la atención. Uno era del diario francés Le Monde (03/09/2015) que decía: “Une photo pour ouvrir les yeux” (una foto para abrir los ojos). El otro era del diario inglés The Independent (03/09/2015) que hacía la siguiente pregunta: “Do we really believe this is not our problem?” (¿Seguimos creyendo, realmente, que esto no es nuestro problema?). Transcurrido casi un año con discursos y artículos de personas honorables y con abundancia de promesas, compromisos, conmociones generales y negociaciones … negociaciones de qué (????), el diario online IBT (International Bussiness Times), con fecha 18/08/2016, publica un tremendo y acertado titular, firmado por Julie Lenarz que dice así: “Sadly, the world will soon forget about Omran Daqneesh just as it forgot about Aylan Kurdi”. Por desgracia, el mundo pronto se olvidará de Omran Daqneesh tal y como se olvidó de Alan Kurdi.

Y es que, como dice Ramón Lobo, “Vivimos en la cultura de la instantaneidad; todo se reduce a un fogonazo, a un flash. Luego nada, vacío, oscuridad. No somos mejores como sociedad que los líderes a los que tanto criticamos. Ambos somos productos de un mismo tiempo audiovisual e insustancial en el que han desaparecido las historias, la paciencia y las personas. Solo nos alimentamos de iconos, de posters, no de voces”.

¿Por qué? Porque, al fin y al cabo, Omran tiene una foto. Es un icono “viral”, como se dice ahora, pero tiene una narración, una historia que contar. Por el contrario, hay cerca de 50.000 niños muertos en Siria sin foto, o sea, sin historia que contar, desconocidos, anónimos, ignorados. Es como si dispusiéramos de unos especiales jugos gástricos encargados de suavizar y olvidar el ardor de estómago que nos producen imágenes como las de Aylan y Omran. El rechazo emocional y la indignación ética nos duran lo que dura un telediario. Y en esas andamos, señoras y señores.

Por eso me sumo a lo que ha dicho al respecto L.F. Crespo, cuando afirma que las imágenes de esos dos niños son las mismas que ya vimos en Afganistán, en Irak, en Bosnia, en Ruanda y en tantos otros lugares y épocas. Y añade: “Mil imágenes idénticas que han anestesiado nuestra capacidad para rechazar el horror, han silenciado nuestras palabras, nos aterran. A nosotros, a los ciudadanos del civilizado Occidente, los muertos nos parecen lejanos, enterramos a nuestros soldados con todos los honores, pero sin imágenes de sus cadáveres. Pese a las imágenes que dicen tanto, el silencio cómplice nos delata.”

Por otra parte, datos recientes de UNICEF confirman que más de 8 de cada 10 niños sirios -unos 8,4 millones- se han visto afectados por la guerra y necesitan ayuda humanitaria, incluyendo tanto a los que están dentro de Siria como a los que se encuentran refugiados en países vecinos (Líbano, Jordania, Iraq, Turquía y Egipto). Además, 1 de cada 3 niños -unos 3,7 millones- han nacido desde que comenzó el conflicto, por lo que solo conocen la violencia, el miedo y el desplazamiento. El futuro de toda una generación de niños está en riesgo. Los cinco años de guerra en Siria arrojan datos escalofriantes: casi 7 millones de niños están sumidos en la pobreza, unos 2,8 millones han dejado de ir a la escuela, muchos han empezado a trabajar con tan sólo 3 años, y con 7 algunos están siendo reclutados para combatir.

Ante situaciones como éstas, que se han repetido y se repetirán a lo largo de la historia, es realmente complicado decir algo sensato desde la ética y la bioética, puesto que los hechos parecen demostrar tozudamente que la ética y la bioética son utopías frustradas, sueños irrelevantes y fracasos evidentes de los seres humanos, precisamente porque en tales situaciones se desvela trágicamente su inhumanidad. Sin embargo, la ética y la bioética superan con creces la tragedia de los desastres humanos y aparece como la tabla donde se agarran los náufragos. Agarrados a la tabla de la dignidad humana y de los derechos humanos, que tanto dan para hablar y para discutir, pero donde la mayoría de nosotros nos aferramos, sigue existiendo la capacidad demostrada de superar las tragedias, vencer los desastres y reconstruir de nuevo sobre las ruinas. A ese respecto tengo que recurrir a lo ya expuesto anteriormente:

1. Sigue siendo la hora de la justicia, entendida: 1º) como reconocimiento, para eliminar tanto desprecio y humillación a los otros… diferentes, y 2º) como equidad, para favorecer a los desfavorecidos, a los «desiguales», y eliminar esas desigualdades derivadas de las diferencias.
2. Sigue siendo la hora de la solidaridad, no sólo desde el punto de vista de sentimientos o de emociones compartidas, imprescindibles para disponer de una mínima sensibilidad moral, sino desde la decisión de hacerse cargo y hasta de cargar con los problemas de quienes están agobiados por el peso de la pobreza, la exclusión, la marginación o cualquier otro tipo de postración, debilidad y sometimiento.
3. Y sigue siendo la hora de la decencia porque las sociedades ricas y sus discursos bioéticos no deben sólo basarse en la justicia ni limitarse a parecer justas. Ha llegado la hora de que sean decentes, de que sus instituciones y discursos guarden la compostura y honestidad distintivas de la decencia, es decir, que no humillen nunca a los otros, por ser «otros» ni, menos aún, por ser «diferentes».
4. Me parece, sin embargo, que aún no ha llegado la hora de la vergüenza, en el sentido de turbación del ánimo experimentada por alguna falta cometida o por alguna acción deshonrosa y humillante, propia o ajena. La vergüenza es un potente detector de la sensibilidad moral que impulsa a practicar la justicia, la solidaridad y la decencia.

Como ha dicho Adela Cortina (¿Para qué sirve realmente la ética?, Paidós, Barcelona, 2014, 17), «Si no tomamos nota de lo cara que sale la falta de ética…, el coste de la inmoralidad seguirá siendo imparable. Y aunque suene a tópico, seguirán pagándolo sobre todo los más débiles…Para eso sirve la ética, para cambiar las tornas y potenciar actitudes que hagan posible un mundo distinto».

Se llamaba Aylan y tenía 3 años

Se llamaba Aylan y tenía 3 años 150 150 Tino Quintana

Como bien saben los lectores, este niño, que se llamaba Aylan, y tenía 3 años, era hermano de otro niño, que también se ahogó, además de su propia madre. El padre, superviviente, acaba de decir que no fue capaz de sujetarlos: “se me escaparon de las manos”, decía con un rostro lleno de vacío.

A ese niño, Aylan, “el mundo se lo ha quitado todo: ni este ni aquel, ni este país ni este otro: el responsable de esa terrible expresión de este tiempo es el mundo entero, porque también el niño es el mundo entero” (Juan Cruz, El País, 03/09/2015)

El diario inglés The Independent (03/09/2015) publicó la fotografía anterior, ocupando la práctica totalidad de la primera página, añadiendo el siguiente pie de foto: “somebody’s child” (el hijo de cualquiera). Y añadía un breve texto con la siguiente pregunta: “Do we really believe this is not our problem?” (¿Seguimos creyendo, realmente, que esto no es nuestro problema?).

“Lo normal a los tres años es verlos en la orilla con el bañador y no vestidos. Lo normal es verlos dando saltos y no tumbados de este modo: boca abajo y de lado, como escuchando el latido de la tierra. Si es que ésta tiene todavía corazón”. Así lo comenta Pedro Simón (El Mundo, 02/09/2015), que termina diciendo: “No vas a entender la fotografía. Pero quiero que la mires y no olvides una cosa: ya te he dicho mil veces, hijo, que en las playas de verano puede hacer un frío hondo y oscuro”.

Por su parte, el diario francés Le Monde (03/09/2015) presenta la misma imagen diciendo: “Une photo pour ouvrir les yeux” (una foto para abrir los ojos). Es cierto. Se trata de un verdadero desafío: tener la capacidad de “mirar” y no solamente de “ver”. Por eso creo que también lleva razón, y complementa la afirmación del diario francés, el inteligente y comprometedor comentario de Màrius Carol, en La Vanguardia (03/09/2015) que, citando a Susan Sontag, asegura que la fotografía es antes que nada una manera de mirar, pero no es la mirada misma: “De la instantánea del niño sirio ahogado frente a la costa griega, no nos horroriza tanto la imagen como la impotencia de nuestra propia mirada.

Veamos algunos datos que corroboran a escala planetaria lo que acabamos de exponer. Según ACNUR (Agencia de la ONU para los Refugiados), en 2014 continuó el dramático aumento del desplazamiento masivo provocado por guerras y conflictos, que alcanzó una vez más niveles sin precedentes en la historia reciente. Hace un año, en 2013, los desplazamientos forzosos en el mundo habían afectado ya a 51,2 millones de personas, un nivel nunca visto desde la II Guerra Mundial. Doce meses después, en 2014, esta cifra ha llegado a la impresionante cifra de 59,5 millones, con un aumento de 8,3 millones de personas. Durante ese año, los conflictos y la persecución obligaron a una media diaria de 42.500 personas a abandonar sus casas y buscar protección en otro lugar, dentro de las fronteras de su país o en otros países. Es muy probable que la cifra de 59,5 millones haya quedado ampliamente superada a lo largo del presente 2015.

Pero debemos tomar buena nota del siguiente hecho: Las regiones en desarrollo acogen al 86% de los refugiados del mundo: 12,4 millones de personas, el valor más elevado desde hace más de dos decenios. Véase, por ejemplo, el informe sobre “Los 25 mayores campos de refugiados del mundo” (teinteresa.es, 20/06/2014) o el artículo de Javier Solana acerca de “La historia que olvidamos” (El País, 02/06/2015)

JUSTICIA, SOLIDARIDAD, DECENCIA Y VERGÜENZA

Ante problemas de tal urgencia y envergadura, es necesario adoptar medidas estatales e interestatales, medidas ampliamente consensuadas, amparadas por el derecho internacional, así como potenciar la actuación de prestigiosas y reconocidas ONG’s, que conocen tales problemas en su verdadero contexto. Asimismo, está yendo cada vez a más la actuación de la ciudadanía, de manera individual o colectiva, local (Barcelona, Madrid, Berlín) regional (Navarra, Asturias) o nacional (Islandia). Es indudable que el impulso ciudadano está empujando la actuación estatal e internacional, aunque los ministros de la Comunidad Europea tengan programada su primera reunión urgente para dentro de 15 días (¡qué poca vergüenza!). Sin embargo, yo no me veo hablando ni proponiendo estas cosas, porque no me encuentro con competencias ni conocimientos para hacerlo.

La impactante imagen de Aylan, ahogado a la vera de las olas, es un síntoma evidente de lo que no se debe hacer, es decir, es una gravísima inmoralidad. Y lo es porque pone ese niño muerto está lanzando un enorme grito, sin voz, al mundo entero, al mundo con la boca llena de “globalidad”, Un grito de que no hay ética individual, ni colectiva, ni global o, cuando menos, no la hay en el grado de intensidad y compromiso necesarios para poner este mundo del revés. La prueba irrefutable de que eso es así reside en que el “otro” (Aylan) nos saca los colores, nos hace caer en la cuenta de que no tenemos vergüenza, ni decencia, ni solidaridad, ni justicia. ¿Por qué? Porque el rostro del otro, su presencia… o su cadáver, nos hace tomar conciencia de que estamos obligados a responderle o, lo que es lo mismo, a responsabilizarnos de él, a ser conscientes de que cuando decimos “yo” estamos diciendo: heme aquí, aquí me tienes dispuesto a responder a tus necesidades, o sea, a ser justos, solidarios y decentes… con vergüenza. Nuestro modo objetivo de relacionarnos con los “otros” demuestra objetivamente la altura o la bajeza de nuestra moral y nuestra ética. En la relación con el otro, y/o los otros, está el origen de la ética y de la moralidad.

Por eso reitero lo expuesto en otros lugares: Es la hora de la justicia entendida: 1º) como reconocimiento, para eliminar tanto desprecio y humillación a los otros… diferentes, y 2º) como equidad, para favorecer a los desfavorecidos, a los «desiguales», y eliminar esas desigualdades derivadas de las diferencias.

Es la hora de la solidaridad, no sólo desde el punto de vista de sentimientos o de emociones compartidas, imprescindibles para disponer de sensibilidad moral, sino desde la decisión de hacerse cargo y hasta de cargar con los problemas de quienes están agobiados por el peso de la pobreza, la exclusión, la marginación o cualquier otro tipo de postración y sometimiento.

Es también la hora de la decencia porque las sociedades ricas y sus discursos bioéticos no deben ser sólo basarse en la justicia, ni limitarse a parecer justas. Ha llegado la hora de que sean decentes, de que sus instituciones y discursos guarden la compostura y honestidad, es decir, que no humillen nunca a los otros, por ser «otros» ni, menos aún, por «diferentes».

Y, en fin, es la hora de la vergüenza, en el sentido de turbación del ánimo, que experimentamos por alguna falta cometida o por alguna acción deshonrosa y humillante, propia o ajena. La vergüenza es un potente detector de la sensibilidad moral y debería impulsarnos a practicar la justicia, la solidaridad y la decencia.

Como ha dicho recientemente Adela Cortina (¿Para qué sirve realmente la ética?, Paidós, Barcelona, 2014, 17), “Si no tomamos nota de lo cara que sale la falta de ética…, el coste de la inmoralidad seguirá siendo imparable. Y aunque suene a tópico, seguirán pagándolo sobre todo los más débiles…Para eso, entre otras cosas, sirve la ética, para cambiar las tornas y potenciar actitudes que hagan posible un mundo distinto”.

Caddy Adzuba

Caddy Adzuba 150 150 Tino Quintana

El 3 de septiembre de 2014, el jurado del Premio Princesa de Asturias de la Concordia, reunido en Oviedo, decidió conceder el galardón a Caddy Adzuba «como símbolo de la lucha pacífica contra la violencia que afecta a las mujeres, la pobreza y la discriminación, a través de una labor arriesgada y generosa» en la República Democrática del Congo (RDC).

El viernes 24 de octubre de ese mismo año lo recibió personalmente en la solemne sesión de entrega de los Premios que tiene lugar todos los años, por estas mismas fechas, en el teatro Campoamor de la ciudad de Oviedo (Asturias-España)

TRAYECTORIA HISTÓRICA

Caddy Adzuba (Bukavu, CDR, 1981) es periodista, licenciada en Derecho por la Universidad Nacional de Bukavu, y trabaja en Radio Okapi, la emisora de la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en la RDC, conocida también por las siglas MONUSCO. Es miembro de la Asociación de Mujeres de Medios de Comunicación del Este del Congo, gracias a la cual se han presentado alegaciones ante la Corte Penal Internacional y el Senado de los Estados Unidos de América poniendo de manifiesto la violencia, la pobreza y la discriminación que sufren las mujeres en la RDC desde hace varias décadas. Asimismo, está involucrada en proyectos de desarrollo y promoción de valores humanos para niñas en la ciudad de Bukavu. Está amenazada de muerte desde que denunció la violencia sexual que sufren las mujeres de su país, en guerra desde 1996. Ha estado a punto de morir asesinada en dos ocasiones y tiene protección de Naciones Unidas.

Tanto su valor personal como la repercusión social de su trabajo le han valido numerosos reconocimientos, como el Premio Internacional de Periodismo Julio Anguita Parrado, de la Federación de Sindicatos de Periodistas (2009), y el de la Asociación de Mujeres Periodistas Club de las 25. En 2010 la Universidad de Málaga le otorgó el Premio Internacional Libertad de Prensa .

UNA VOZ QUE CLAMA PIDIENDO JUSTICIA Y DERECHO

Caddy Adzuba subió al estrado del teatro Campoamor con paso decidido y comenzó un discurso que iba desgranando denuncias e injusticias, al tiempo que pedía solidaridad y derecho. Su voz era tan suave y modulada como firme y contundente. Su figura derrochaba humildad, convicción, seguridad y fortaleza interior. En la sala del teatro, las cámaras de televisión mostraban ojos muy abiertos y rostros emocionados, mientras se percibía con claridad un profundo y respetuoso silencio. Yo lo he visto por TV y sus palabras me impactaron con fuerza y me removieron sentimientos mezclados de indignación y vergüenza, por un lado y, por otro, de grandeza y valentía. Indignación y vergüenza al constatar la vileza en que cae reiteradamente el ser humano y, también, grandeza y valentía al ver en Caddy Adzuba el rostro de tantísimos otros anónimos que trabajan silenciosamente en favor de la justicia, la solidaridad y los derechos humanos contra el desprecio, la humillación y la indecencia de comportamientos vituperables y vergonzosos, cuyo único origen es el afán de codicia, poder y dominio de unos sobre otros. Podríamos citar aquí tantas pruebas, pero bastan en este caso las de Caddy Adzuba. Invito a leer su discurso y a dejarse empapar de su mensaje:

«Con profunda gratitud y gran humildad me presento ante ustedes en este día, para darles las gracias desde lo más profundo de mi corazón.

Mediante este prestigioso galardón, han elegido reconocer la labor pacífica de lucha contra la violencia sexual de la que son víctimas las mujeres en tiempos de guerra, en la zona oriental de la República Democrática del Congo, y la lucha contra la pobreza.

Honorables miembros del Jurado, acepten nuestro sincero agradecimiento por esta distinción.

Es un gran honor para mi humilde persona. Hubiese querido que este honor fuera recibido por las miles de mujeres congoleñas, víctimas de la guerra y de la violencia sexual y despojadas de todo honor desde que sus cuerpos fueron transformados en campos de batalla. Y quiero compartir este honor con las mujeres activistas de todo el mundo, y en especial con las de la República Democrática del Congo que, día y noche, luchan para defender los derechos humanos, con el exclusivo fin de establecer la justicia.

Hoy, la mujer congoleña víctima de los conflictos armados, violentada y violada, ha perdido toda su dignidad y vive en la deshonra. Ella, cuyos órganos genitales fueron sometidos a los ultrajes más viles, condenada a la esclavitud sexual y rechazada por su propia comunidad, lleva 18 años sufriendo: 18 años de tortura, 18 años de destrucción, 18 años de huida errante y desplazamiento, 18 años de pobreza extrema.

Los niños nacidos de esta atrocidad que es la esclavitud sexual en tiempos de guerra, son a su vez víctimas de violaciones cuando son niñas, y reclutados a la fuerza en las bandas armadas cuando son niños: un círculo vicioso de sufrimiento y desolación que pone directamente en peligro el futuro de la nación congoleña, a causa de los miles de niños sin educación y traumatizados por los horrores de la guerra.

No es secreto para nadie. Varios informes de Organizaciones No Gubernamentales internacionales y de expertos de las Naciones Unidas han denunciado la masacre organizada y planificada en el este de la República Democrática del Congo. Los diversos encuentros de paz y acuerdos firmados por el gobierno congoleño y los beligerantes nos llevaron a confiar en un final inminente del conflicto. Pero, lamentablemente, las mujeres siguen siendo violadas, los niños siguen siendo reclutados a la fuerza en los grupos armados, las familias siguen errando por los caminos del exilio, aldeas enteras siguen siendo incendiadas, los bienes de la población siguen siendo saqueados.

No, nuestra guerra no ha terminado. Estamos en guerra. Una guerra que, intencionadamente, se ha relegado en el olvido.

Ante esta situación, nos tenemos que preguntar: ¿Por qué esta guerra? ¿Por qué tanto sufrimiento para las mujeres violadas? La paz y la dignidad humana, ¿son un lujo para las mujeres pobres? ¿Están condenadas a sufrir los horrores de una guerra que no han planificado ellas?

Estas preguntas atañen a todos los que estamos aquí en esta sala. Las causas del conflicto en la República Democrática del Congo son múltiples y los actores, responsables directos e indirectos, se conocen y han sido detallados en los informes que he mencionado. De ellos se desprende que la República Democrática del Congo es víctima de la inmensa riqueza de su subsuelo.

Permítanme pedir cuentas a ciertas empresas multinacionales que, en busca de sus propios intereses, han contribuido a asolar a sangre y fuego este gran y hermoso país de Congo, arrebatándoles así la vida a más de 6 millones de personas y su dignidad y su honor a más de 500.000 mujeres violadas.

¿Durante cuánto tiempo más vamos a seguir insensibles al dolor de las mujeres violadas en la República Democrática del Congo?

Las mujeres congoleñas heridas en cuerpo y alma, reclaman justicia y reparación; que se persiga tanto a los autores indirectos y ocultos en la sombra, como a los autores directos y materiales. Es justo y necesario que todos aquellos que financian y alimentan este horror por razones económicas respondan de sus actos.

España, uno de los países europeos que ha vivido los horrores de la dictadura en un pasado reciente y que ha logrado construir en tan poco tiempo un país de derechos humanos, en el que los derechos de las mujeres se respetan a escala nacional e internacional, un remanso de paz, un país de justicia… España –decía− sabrá intervenir con todo su peso ante la comunidad internacional en favor de esas mujeres congoleñas que sólo piden poder vivir en paz en su país y satisfacer las necesidades de sus hijos.

Esta justicia requiere instituciones fuertes y competentes. Por ello sugerimos que se cree un Tribunal Penal Internacional (TPI) para la República Democrática del Congo como el que se creó para Ruanda. De manera que los crímenes cometidos contra las mujeres congoleñas en estos últimos 18 años no queden impunes y para reforzar al mismo tiempo el mandato de la Corte Penal Internacional.

El prestigioso Premio Princesa de Asturias de la Concordia con el que nos han honrado, es para nosotros una gran oportunidad de difundir aún con más fuerza y proyección nuestros mensajes de sensibilización y nuestras alegaciones. Este premio servirá de altavoz para la defensa de la causa de las mujeres violadas en el mundo en general y en particular en la República Democrática del Congo.

Por ello queremos dar las gracias muy sinceramente: a la Corona de España por haber instaurado este Premio Príncipe de Asturias; a los miembros del jurado por haber confiado en nuestra causa; a las organizaciones que han presentado nuestra candidatura a este galardón; a las Organizaciones de la sociedad civil española que nos han apoyado y acompañado en nuestra sensibilización a nivel internacional.

Sin olvidar claro el muy importante papel que desempeñan las Radios de Paz en la República Democrática del Congo, a los periodistas que han dado su vida en conflictos, como Julio Anguita Parrado, y en especial a Radio Okapi, que son un buen ejemplo de esta labor.

Permítanme concluir mi mensaje con un poema español que dice: «Necesitamos dos manos para escribir / dos para acariciar /dos para aplaudir / y todas las manos del mundo / para la paz».

Unan, pues, sus manos a nuestras manos para que podamos reconstruir la paz y la concordia en la República Democrática del Congo, y devolver su honor y su dignidad a las mujeres violadas.

Muchas gracias».

Con Caddy Adzuba han subido virtualmente al estrado del teatro Campoamor miles de mujeres congoleñas que han perdido su dignidad, viven en la deshonra y cuyo cuerpo se ha «transformado en un campo de batalla». Una voz que representa, también, la violencia generalizada que afecta a toda la población de la RDC, donde la mayoría de los responsables nunca son juzgados, contribuyendo así a la instalación de la impunidad, el incremento de la violencia y el fracaso del derecho y la justicia. Su voz se dirigía a cualquier persona sensible con la dignidad humana y con la injusticia que padecen cuantos malviven en el olvido, la amenaza, la violencia, el hambre, la enfermedad…y la muerte.

En mayo de 2011, se publicó un informe en el American Journal of Public Health con el título de Sexual violence against women in the Democratic Republic of the Congo: Population-based estimates and determinants, bajo la dirección de Amber Peterman. Según este informe, más de 1.100 mujeres son violadas cada día en la RDC, siendo este tipo de violencia 26 veces más común que lo que se pensaba antes del estudio. Basta con algunas cifras: más de 400.000 mujeres y niñas de entre 15 y 49 años fueron víctimas de abusos en el país durante un período de 12 meses entre 2006 y 2007. Las estadísticas de la ONU para ese mismo período de tiempo recogían sólo 15.000 casos. Y la cifra podría ser mayor, puesto que el estudio no tiene en cuenta a las menores de 15 años ni a las mayores de 49. Tampoco habla de la violencia sexual contra niños y hombres.

En otro informe publicado el 22 de enero de 2012, titulado Human Rights Watch, se afirma que la situación no ha cambiado y se sigue registrando un gran número de violaciones cometidas tanto por miembros del ejército como por grupos insurgentes. A las mismas conclusiones llegó un estudio elaborado por la oficina de Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos y la Misión de la ONU en la RDC (MONUSCO). Estas y otras investigaciones dan forma oficial a los hechos que denuncia Caddy Adzuba.

Hay unas palabras de Nicole Ndongala, otra mujer superviviente de la RDC, que resumen muy bien todo lo dicho hasta aquí: «Cuando te sientes perseguida y sabes que tu vida no vale nada sólo piensas en escapar en busca de paz y seguridad».

Nota: Para conocer la situación que viven los niños en la RDC, véase el Informe del Secretario General sobre los niños y el conflicto armado en la República Democrática del Congo

¿ES POSIBLE DECIR ALGO CON SENTIDO DESDE LA ÉTICA?

Estoy convencido de que sí es posible. Quiero traer aquí algunas cosas ya expuestas en otras páginas de este mismo blog por si pudieran ser de utilidad.

1ª) Es necesario tener bien claro y conformado el marco dentro del que debería moverse la ética universal. Hay, a mi juicio, cuatro imperativos que pueden agrupar a todos los que buscan y trabajan por poner el mundo “patas arriba” o, cuando menos, y dado que la tarea de poner el mundo al revés es tan atractiva como utópica, para que sea posible llevar a la práctica programas de actuación dirigida a mejorar gradualmente las cosas:

  • Que el ser humano sea humano.
  • Que lo humano sea lo justo y lo bueno.
  • Que lo justo y lo bueno gire siempre en torno al respeto de la dignidad humana.
  • Y que el respeto a la dignidad humana se verifique en el cumplimiento de los derechos humanos.

Son condiciones interconectadas e inseparables. Una por una, aisladamente, quizá pueden entenderse y quizá justificarse racionalmente, pero no resultan operativas…y sin esto último no hay ética ni moral que valgan la pena. Y, más aún, estoy convencido también que ese marco de imperativos éticos podría suscribirlo cualquier otro ser humano.

2ª) El anterior marco de imperativos, que podría servir de fundamentación a una ética universal, se condensa en la formulación de los dos siguientes principios:

  • La responsabilidad implica la obligación de responder de algo, lleva consigo el deber de respeto, cuidado y protección, y se puede formular así: que el ser humano viva, que tenga vida. Formulado negativamente diría así: no es lícito atentar contra la vida ni la integridad física o psíquica de ningún ser humano o, con otras palabras, no se deben hacer apuestas de acción que pongan en peligro la vida de la humanidad presente ni futura.
  • La humanización implica el deber de orientar las acciones hacia el objetivo dela vida humanamente buena y justa, y puede formularse en el siguiente imperativo: que el ser humano viva bien y dignamente, que haya más vida y sea más digna para todos. Su formulación negativa sería así: no es lícito fomentar la opresión, la pobreza, la desigualdad y la violencia o, en otros términos, es inhumano hacer apuestas de acción que pongan en peligro los derechos fundamentales de las personas o el entorno natural en el que viven.

3ª) Aun cuando la teoría de la justicia de John Rawls haya sido y siga siendo objeto de diversas interpretaciones, creo que una lectura atenta de su pensamiento da mucho que pensar respecto a la situación que vive Caddy Adzuba y a tantas otras situaciones traspasadas de injusticia:

«Todos los valores sociales (libertad, igualdad de oportunidades, renta y bases del respeto mutuo) han de ser distribuidos de un modo igual, a menos que una distribución desigual de uno o de todos estos bienes redunde en beneficio de los menos aventajados»

Como se habrá podido observar, el principio anterior se compone a su vez de dos que son el de igualdad y el de desigualdad. El primero regula el bien primario de la libertad y el segundo el de la igualdad. No todos los bienes primarios pueden organizarse conforme a un solo principio y, por eso, es necesario distinguirlos con precisión del siguiente modo:

1º.- «Toda persona tiene un derecho igual al más amplio sistema de libertades básicas, compatible con un sistema similar de libertades para todos».

2º.- «Las desigualdades sociales y económicas deben estar ordenadas de tal forma que: Primero: deben estar asociadas a cargos y posiciones abiertos a todos en igualdad de oportunidades, y Segundo: deben suponer el mayor beneficio para los miembros menos aventajados de la sociedad».

Todo esto nos lleva a resumir la postura de Rawls concentrándola en tres principios que él mismo denomina del siguiente modo:

1. Las libertades civiles se rigen por el principio de igual libertad de ciudadanía.
2. Los cargos y posiciones deben estar abiertos a todos, conforme al principio de justa igualdad de oportunidades.
3. Las desigualdades económicas y sociales (poderes y prerrogativas, rentas y riqueza) deben cumplir el principio de la diferencia, según el cual la distribución desigual de esos bienes sólo es justa o equitativa si obedece al criterio «maximin», es decir, si ninguna otra forma de articular las instituciones sociales es capaz de mejorar las expectativas del grupo menos favorecido.

Eso sí, no hay ninguna, absolutamente ninguna teoría de la justicia que se pueda poner en práctica sin lo que hoy se llama “empoderamiento” de la ciudadanía, sin derecho internacional y sin un gobierno elegido democráticamente por esa ciudadanía. Pues bien, eso no se da en muchas partes del mundo, como en la RDC y en tantas otras. Pero es que tampoco se da a nivel planetario o global, es decir, aún no hay un gobierno globalmente efectivo, ni un derecho internacional reconocido, respetado y cumplido Y, por ello, tampoco hay Tribunales Internacionales de Justicia aceptados sin restricciones.

Martin Luther King (1929-1968) dijo, entre otras tantas cosas importantes, aquello de «Tengo un sueño, un solo sueño, seguir soñando. Soñar con la libertad, soñar con la justicia, soñar con la igualdad y ojalá ya no tuviera necesidad de soñarlas». También se le atribuye la afirmación de que «Hemos aprendido a volar como los pájaros, a nadar como los peces; pero no hemos aprendido el sencillo arte de vivir como hermanos». A buen seguro que esto último es el quicio de la cuestión, la carga de la prueba que nos corresponde demostrar a todos y cada uno de nosotros. Porque es muy probable que la pregunta más radical y urgente a la que tenemos que responder en la vida sea la siguiente: ¿Qué tengo que hacer por los demás? Y, también colectivamente, ¿Qué tenemos que hacer por los demás? Si cambiamos el verbo “tener” por el de “deber” entramos directamente en la ética y la moral: ¿Qué debo hacer por los demás? ¿Qué debemos hacer por los demás? M.L. King lo ha demostrado. Caddy Adzuba lo está demostrando. Y muchas personas y organizaciones lo están demostrando.

Nota: Mientras tanto, no estaría de más que todos los “chorizos” del mundo devolvieran todo lo que se han llevado o robado, pasaran una buena temporada entre rejas, dedicasen otra buena temporada a servicios a la comunidad (limpiar cunetas, montes, jardines, playas… dar de comer en residencias de mayores… colaborar en bancos de alimentos…) y luego, cuando volvieran a la vida “normal”, se pusieran en la cola del paro para buscar trabajo.

Malala Yousafzai

Malala Yousafzai 150 150 Tino Quintana

Malala Yousafzai, una adolescente pakistaní y musulmana, se ha convertido en símbolo mundial del compromiso en favor de quienes malviven por no tener las oportunidades para vivir con la dignidad que merece su condición humana. Y lo dedico a esta chica, todavía una niña, por varias razones:

1ª. Porque en Malala está representada la vida de todas las niñas, adolescentes y mujeres jóvenes, que siguen siendo víctimas de un machismo totalmente injusto, indefendible, injustificable e impresentable.

2ª. Porque es una verdadera vergüenza que sean precisamente las niñas quienes sigan llevando la peor parte de la miseria infantil en los países pobres de este mundo globalizado, informatizado…y podrido en cuanto al nefasto reparto de bienes.

3ª. Porque la entraña de la religión islámica no genera odio, violencia ni machismo, como lo hacen algunos de sus líderes. No. La fe islámica es una vivencia productora de amabilidad, sensibilidad, ternura, reconciliación, paz y fraternidad universal.

4ª. Porque Malala representa un poder que está emergiendo desde hace décadas y que transformará por completo a la sociedad…el “empoderamiento” de las mujeres que reivindican la dignidad e igualdad que les corresponde como seres humanos.

5ª. Porque la lucha por los derechos de las mujeres en general y, en particular, por el derecho de todas las niñas del mundo a la educación, nos recuerda algo que ya sabemos pero que me parece no ponemos en práctica: «La educación no consiste sólo en leer libros o aprobar exámenes, es la respuesta a cómo vivir la vida», como dice Malala.

6ª. Y porque cuando una adolescente emprende una misión por defender sus derechos, no es algo que el mundo debería tomar a la ligera…porque ponerse a mirar para otro lado o desentenderse de los adolescentes equivale a desentenderse de la vida misma…del impulso de los jóvenes que nos hace salir de nosotros mismos, mirar más lejos y, sobre todo, caer en la cuenta de que en eso nos va la vida misma, es decir, demostramos objetivamente nuestra catadura ética y moral.

Malala Yousafzai acaba de cumplir 16 años de edad y, además, tiene la “manía” de que le gusta ir la escuela… Su nombre y su juventud se dieron a conocer en todo el mundo cuando, en octubre de 2009, sufrió un intento de asesinato por los talibán paquistaníes (varios disparos de fusil en el cráneo y el cuello) precisamente por ir a la escuela. El 70% de sus compañeras había dejado de acudir a la escuela por miedo o por indicación de sus familias. Los talibán sólo permiten asistir a la escuela a los varones y lo prohíben totalmente a las mujeres.

Malala tenía apenas 11 años cuando comenzó su lucha en defensa del derecho de educación de las niñas en el valle de Swat, en Pakistán, a través de su blog que escribía con pseudónimo desde 2009. El referido intento de asesinato, que superó gracias a oportunas y excelentes intervenciones médicas, la convirtió en símbolo de la lucha de los derechos de las mujeres y del acceso a la educación universal. Su defensa de la educación femenina era, para los talibanes, un ataque a la versión más rigorista del Islam y, por ello, dijeron, “debía morir”.

Entre otros muchos premios de rango internacional, Malala ha sido elegida este pasado jueves, 10 de octubre de 2013, como la ganadora del Premio Sájarov a la Libertad de Conciencia de la Eurocámara. Los 750 diputados de la Eurocámara se han puesto en pie por unanimidad al escuchar su nombre. El presidente del Parlamento Europeo ha destacado su satisfacción por que se haya premiado a «una niña que ha demostrado tener más coraje que muchos adultos: «Malala tiene el coraje de levantar la voz por los derechos de las niñas y además anima al resto a que sigan su ejemplo pese a vivir en mundo dominado por los hombres».

En la actualidad, la joven activista es una de 100 personalidades más influyentes del mundo, según la revista Time y un icono de la lucha por los derechos de las mujeres. De hecho, todavía hace unas horas de este 12 de octubre de 2013, se ha entrevistado con el presidente Obama a quien le ha manifestado que los bombardeos con aviones “drones” matan vidas inocentes y alientan aún más el terrorismo. La única alternativa, dijo, es gastar dinero en libros, lápices, escuelas y profesores.

A mi juicio carece de sentido alegar que Malala pueda estar manipulada…o embebida con cierta hipocresía de las ideas occidentales…o traicionando sus creencias más personales… Es imposible resistirse a la entrada de aire fresco…porque, en el fondo, esta chica nos demuestra a todos que aún podemos enmendar errores y reconducir direcciones…que es posible otro mundo mejor… y que la esperanza es real.

Por eso lo mejor es dejar ya de largas explicaciones…y permitir que sea la misma Malala quien hable por ella misma. Invito a leer detenidamente su reciente discurso ante la ONU el pasado mes de julio de 2013. Su fuerza moral es indiscutible e impactante

«En el nombre de Dios, el Compasivo, el Misericordioso.
Honorable Secretario General, Sr. Ban Ki-moon,
Respetado Presidente de la Asamblea General, Vuk Jeremic
Honorable enviado de la ONU para la Educación Global Sr. Gordon Brown,
Respetados mayores y queridos hermanos y hermanas.

Hoy en día, es un honor para mí estar hablando otra vez después de mucho tiempo. Estar aquí con gente tan honorable es un gran momento en mi vida.

No sé por dónde empezar mi discurso. No sé lo que la gente se esperaba que dijera. Pero antes que nada, gracias a Dios por quien todos somos iguales y gracias a cada persona que ha orado por mi rápida recuperación y una nueva vida. No puedo creer cuánto amor me ha mostrado la gente. He recibido miles de cartas de buenos deseos y regalos de todo el mundo. ¡Gracias a todos ellos. Gracias a los niños cuyas palabras inocentes me animaron. Gracias a mis mayores cuyas oraciones me fortalecieron.

Me gustaría dar las gracias a mis enfermeras, médicos y todo el personal de los hospitales de Pakistán y el Reino Unido y el Gobierno de los Emiratos Árabes Unidos, que me han ayudado a ser mejor y recuperar mi fuerza. Apoyo plenamente el Sr. Ban Ki-moon, Secretario General de la Global Education First Initiative y el trabajo del enviado especial de la ONU Sr. Gordon Brown. Y les doy las gracias tanto por el liderazgo que siguen dando. Ellos siguen inspirando a todos a la acción.

Queridos hermanos y hermanas, recuerden una cosa. El día de Malala no es mi día. Hoy es el día de cada mujer, cada niño y cada niña que han levantado su voz por sus derechos. Hay cientos de activistas de derechos humanos y de los trabajadores sociales, que no sólo están hablando de los derechos humanos, están luchando para alcanzar sus metas de la educación, la paz y la igualdad. Miles de personas han sido asesinadas por los terroristas y millones han resultado heridos. Yo sólo soy uno de ellos.

Así que aquí estoy… una niña de entre muchos. Hablo – no para mí, sino para todos los niños y niñas. Yo levanto mi voz – no lo que yo puedo gritar, sino para que los sin voz puedan ser escuchados. Aquellos que han luchado por sus derechos:

Su derecho a vivir en paz.
Su derecho a ser tratado con dignidad.
Su derecho a la igualdad de oportunidades.
Su derecho a la educación.

Queridos amigos, el 9 de octubre de 2012, un Talibán me disparó en el lado izquierdo de mi frente. También dispararon a mis amigos. Ellos pensaban que las balas nos harían callar. Sin embargo, fracasaron. Y entonces, después de aquel silencio, llegaron miles de voces. Los terroristas pensaron que iban a cambiar nuestros objetivos y detener nuestras ambiciones, pero nada cambió en mi vida, excepto esto: la debilidad, el miedo y la desesperanza murieron. Nacieron la fuerza, el poder y el coraje. Yo soy la misma Malala. Mis ambiciones son las mismas. Mis esperanzas son las mismas. Mis sueños son los mismos.

Queridos hermanos y hermanas, yo no estoy en contra de nadie. Tampoco estoy aquí para hablar en términos de venganza personal contra los talibánes o cualquier otro grupo de terroristas. Estoy aquí para hablar por el derecho a la educación de todos los niños. Quiero la educación para los hijos e hijas de todos los extremistas especialmente de los talibanes.

Ni siquiera odio al talibán que me disparó. Incluso si hay un arma en la mano y se pone delante de mí, yo no le dispararía. Esta es la compasión que he aprendido de Muhammad-el profeta de la misericordia, Jesucristo y Buda. Este es el legado de los cambios que he heredado de Martin Luther King, Nelson Mandela y Muhammad Ali Jinnah. Esta es la filosofía de la no violencia que he aprendido de Gandhi Jee, Bacha Khan y la Madre Teresa. Y este es el perdón que he aprendido de mi madre y mi padre. Esto es lo que mi alma me dice, sea apacible y el amor a todos.

Queridos hermanos y hermanas, nos damos cuenta de la importancia de la luz cuando vemos oscuridad. Nos damos cuenta de la importancia de nuestra voz cuando estamos silenciados. De la misma manera, cuando estábamos en Swat, al norte de Pakistán, nos dimos cuenta de la importancia de las plumas y libros cuando vimos las armas.

El sabio dijo: «La pluma es más poderosa que la espada». Es verdad. Los extremistas tienen miedo de libros y bolígrafos. El poder de la educación les da miedo. Tienen miedo de las mujeres. El poder de la voz de las mujeres les da miedo. Y es por eso que mataron a 14 estudiantes de medicina inocentes en el reciente ataque en Quetta. Y es por eso mataron a muchas maestras y a los trabajadores contra la poliomielitis en Khyber Pukhtoon Khwa y FATA. Es por eso que están arruinando las escuelas todos los días, debido a que ellos tuvieron y tienen miedo al cambio, miedo a la igualdad que vamos a traer en nuestra sociedad.

Recuerdo que había un chico en la escuela que fue preguntado por un periodista, «¿Por qué los talibanes están contra la educación?» Respondió simplemente señalando a su libro: «Un talibán no sabe lo que está escrito en el interior de este libro». Ellos piensan que Dios es un diminuto ser, conservador, que envía a las niñas al infierno sólo por ir a la escuela. Los terroristas están haciendo mal uso del nombre del Islam y de la sociedad pastún para sus propios beneficios personales. Pakistán es un país democrático y pacífico. Los Pastunes quieren educación para sus hijas e hijos. Y el Islam es una religión de paz, humanidad y fraternidad. El Islam dice que no sólo es el derecho de cada niño a recibir educación, sino que es su deber y responsabilidad.

Honorable Secretario General, la paz es necesaria para la educación. En muchas partes del mundo, especialmente en Pakistán y Afganistán, el terrorismo, las guerras y los conflictos impiden a los niños ir a sus escuelas. Estamos muy cansados de estas guerras. Las mujeres y los niños están sufriendo en muchas partes del mundo de muchas maneras. En la India, los niños inocentes y pobres son víctimas del trabajo infantil. Muchas escuelas han sido destruidas en Nigeria. Las personas en Afganistán se han visto afectados por los obstáculos del extremismo durante décadas. Las niñas tienen que hacer el trabajo infantil doméstico y se ven obligadas a casarse a edad temprana. La pobreza, la ignorancia, la injusticia, el racismo y la privación de derechos básicos son los principales problemas que enfrentan los hombres y mujeres.

Queridos compañeros, hoy me estoy centrando en los derechos de la mujer y educación de las niñas, ya que son los más afectados. Hubo un tiempo en que las mujeres activistas pidieron a los hombres luchar por sus derechos. Pero, esta vez, vamos a hacerlo por nosotras mismas. No estoy hablando a los hombres para que vayan lejos a hablar de los derechos de la mujer, me estoy centrando en las mujeres a ser independientes para luchar por sí mismas.

Queridos hermanos y hermanas, ahora es el momento de hablar. Así que hoy, hacemos un llamado a los líderes mundiales para que cambien sus políticas estratégicas en favor de la paz y la prosperidad.

Hacemos un llamado a los líderes mundiales para que todos los acuerdos de paz protejan a las mujeres y los derechos de los niños. Un acuerdo que vaya en contra de la dignidad de la mujer y de sus derechos es inaceptable. Hacemos un llamamiento a todos los gobiernos a garantizar la educación gratuita y obligatoria para todos los niños en todo el mundo. Hacemos un llamamiento a todos los gobiernos para luchar contra el terrorismo y la violencia, proteger a los niños contra la brutalidad y el daño. Hacemos un llamado a los países desarrollados para apoyar la expansión de las oportunidades educativas para las niñas en el mundo en desarrollo. Hacemos un llamado a todas las comunidades a ser tolerantes – rechazar los prejuicios basados en la casta, el credo, la secta, la religión o el género. Garantizar la libertad y la igualdad a las mujeres para que puedan prosperar. No todos podemos tener éxito cuando la mitad de nosotros no pueden conseguirlo. Hacemos un llamado a nuestros hermanos de todo el mundo para ser valientes, para abrazar la fuerza dentro de sí mismos y desarrollar todo su potencial.

Queridos hermanos y hermanas, queremos escuelas y educación para un futuro brillante de todos los niños. Continuaremos nuestro camino a nuestro destino de paz y educación para todos. Nadie nos puede parar. Vamos a hablar de nuestros derechos y vamos a traer el cambio a través de nuestra voz. Debemos creer en el poder y la fuerza de nuestras palabras. Nuestras palabras pueden cambiar el mundo.

Porque estamos todos juntos, unidos por la causa de la educación. Y si queremos lograr nuestro objetivo, entonces vamos nosotros mismos vamos a tomar el poder con el arma del conocimiento y protegernos con la unidad y la fraternidad.

Queridos hermanos y hermanas, no debemos olvidar que millones de personas sufren la pobreza, la injusticia y la ignorancia. No hay que olvidar que millones de niños están fuera de las escuelas. No debemos olvidar que nuestros hermanos y hermanas están a la espera de un futuro pacífico brillante.

Así que vamos a librar una lucha global contra el analfabetismo, la pobreza y el terrorismo y vamos a recoger los libros y lápices. Son nuestras armas más poderosas. 

Un niño, un maestro, un bolígrafo y un libro pueden cambiar el mundo.

La educación es la única solución. La educación es lo primero».

Ha recibido el Premio Nobel de la Paz 2014 y estas han sido las razones: «for their struggle against the suppression of children and young people and for the right of all children to education»

TINO QUINTANA

Profesor de Ética, Filosofía y Bioética Clínica (Jubilado)
Oviedo, Asturias, España

Constantino Quintana | Aviso legal | Diseño web Oviedo Prisma ID