• Ha llegado usted al paraíso: Asturias (España)

Un año más

Un año más

Un año más 150 150 Tino Quintana

Hace unos días que tengo un año más. ¿Cuántos son ya? ¡Qué importa eso!

A estas alturas, no mido el tiempo solo por horas ni por días… ni por años. Adquieren más importancia las ocasiones y los momentos, que los griegos llamaban “kairós”.

Pero, aún así, el tiempo se desmenuza igual que un pan de dos días al hacerlo crujir entre los dedos. «Tempus fugit», decía Virgilio; huye «como una sombra», decía Job.

Tampoco mido la distancia solo por metros ni por kilómetros. Ahora, el espacio y la longitud dependen de la capacidad de crear mundos personales únicos.

Recientemente, he viajado hasta Corea del Sur con Han Kang, hasta las montañas del Cáucaso con Tolstoi y hasta la ficticia Lobreña de Álvaro Pombo. Y no vayan a creer ustedes que viajo con lentitud. ¡Qué va! Ni siquiera en AVE. Lo hago unas veces en el MAGLEV chino a más de cuatrocientos por hora y, otras veces, voy por los espacios siderales con el telescopio Hubble buscando con emoción el brillo de la estrella Sirio.

En mi caso, el modelaje de mi escasa figura es obra de mucho cincel y de poco pincel, porque soy más de piedra y de tosco hierro que de suave y delicada pintura.

También celebro y declaro que he realizado este largo recorrido siendo un cristiano de silencio y de biblioteca, inspirándome, entre otros muchos lugares, en el Salmo 22: «Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú vas conmigo…».

Tengo la inmensa suerte de querer muchísimo a mi nieto. Él llena mi tiempo y mi espacio y los hace rebosar de fantasía, sueños e ilusiones. Una experiencia impagable. Los momentos (kairós) de felicidad existen realmente.

Creo que «aprendí a querer lo necesario y a tomar solo lo bueno», como afirma José Saramago al hablar de sus propios años. Y sigo viajando, como Ulises, hacia la Ítaca que todavía no vislumbro, pero que terminará apareciendo en el horizonte.

«Ir es todo lo que puedo hacer (Go it’s All I Can Do)», un tema de The Cars que suena ahora con ritmo de jazz en mi equipo de música. No lo he buscado a propósito.

A estas horas de la noche, quizá estoy rodeado de magos y de duendes.

Tino R. Quintana

Profesor de Ética, Filosofía y Bioética (Jubilado)
Oviedo, Asturias, España

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