En Oviedo, la mitad de sus ediles, ─numerosa representación ciudadana─ acaban de votar en contra del nombramiento de Leopoldo Alas “Clarín” como Hijo Adoptivo de la ciudad.
Y, como la votación estaba reñida ─trece a favor y trece en contra─, el propio alcalde, en un alarde cultural poco frecuente, utilizó su ilustrado voto de calidad para denegar tal honor al autor de La Regenta, una de las cumbres artísticas del siglo XIX junto a Madame Bovary de Flaubert y Ana Karenina de Tolstoi, sin olvidar la inmensa Tristán e Isolda de Wagner.
Es una vergüenza que tales cargos públicos utilicen de ese modo el dinero que ponemos en sus manos, máxime sabiendo que en 1937 se destrozó el busto de “Clarín” ─repuesto tras muchas discusiones y retrasos en 1968─ y, seguidamente, fusilaron a su hijo Leopoldo García-Alas, entonces rector de la Universidad de Oviedo.
¡Ay Vetusta del alma! ¡Qué pesada es «la digestión del cocido y de la olla podrida…» que te atribuyó «Clarín»! ¡Qué olor a rancio desprendes en estos casos! Ahí no estabas dormida. No. Estabas durmiendo, como hubiera apostillado el senador Camilo José Cela.
«La heroica ciudad dormía la siesta». Así comienza La Regenta que te hizo inmortal. Y, a veces, sigues durmiendo.
P.D. En 1934, el Ayuntamiento de Oviedo nombró Hijo Adoptivo al Excmo. Sr. D. Francisco Franco Bahamonde, como se puede ver en la web municipal correspondiente.